Te fui infiel

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Salí con alguien más,
una persona que creí haber olvidado. 
Quiero confesarte que en tu ausencia nos vimos varias veces 
y, para serte sincera...
me atrapó, 
el corazón se me aceleró, 
me sentí tan viva, 
¡tan libre!
Con ganas de no volverla a soltar nunca, 
comerme el mundo a mordidas,
viajar, reír, gritar, volver a amar.

Ya no sabía lo que era ir a bailar una noche de viernes, 
mirarme al espejo y amar el reflejo.

Desempolvé algunos vestidos que me hiciste dejar de usar
a base de mentiras, 
pues tú te empeñaste en hacerme creer 
que yo no era suficiente, 
que los años estaban acabando conmigo, 
que las citas ya no estaban a nuestra altura. 
¡Y qué equivocado estabas!

Volví a la tienda de libros,
estuve allí por horas leyendo sinopsis
hasta convencerme de comprar al menos tres,
esto para ti era pérdida de tiempo y de dinero mucho más.
¡En qué momento fui a creerte tal tontería!

Me hiciste a tu antojo, 
una mujer insegura, 
con poca autoestima, 
llena de miedos, 
con la mirada gacha.
¿Quién podría amarme? 
Yo era terrible, me lo decías una y otra vez.

Escondido entre palabras entrabas a mi subconsciente,
trabajabas mi mente a tal grado que cubría los espejos,
apagaba las luces, no quería verme.
¡Cuánto me odiaba!
No pienses que quise tomar venganza, 
sé que tampoco te amas, 
pero compadecerte no me detuvo. Te fui infiel,
¡y no te imaginas con quién!
Sé lo mucho que detestas a esa persona,
mil veces has tratado de alejarla de mi vida 
convenciéndome de que no me convenía, 
pero caí y mereces saberlo.

Mi intención no es lastimarte, 
solo que llegó en un momento de debilidad, 
de confusión, de necesidad, de soledad.

¿Recuerdas esas noches que no llegabas a casa?
Aprovechábamos el momento
y salíamos hasta que el sol asomara nuevamente por el cielo,
día tras día volvió a atraparme,
reinició mi corazón y mi forma de ver la vida,
me desnudó cada lazo atado a tu manubrio como marioneta.

El amor no se alimenta de promesas sin fecha, 
ya que terminan siendo ilusiones 
y mientras el minutero siga corriendo, 
de ilusiones no se puede vivir.

El tiempo no perdona, 
pero espero me perdones a mí,
porque me voy, con la persona con quien siempre debí quedarme:

Yo.

Yo

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