No sé ni cómo comenzar esta carta, tengo más de un sentimiento hacia ti, creo que debería empezar por todo lo bueno, ¿no?
La verdad es que te pienso mucho en cada momento, lo que pasamos, y en cómo extraño poder decirte «eres la mejor amiga», porque por más patético que suene, lo eras. Sentía que contigo nada me faltaba, que tenía la mejor compañía, la mejor persona para confiarle un secreto.
Una vez te platiqué sobre lo mal que me va con las personas, ¿lo recuerdas? Te pedí: «no vayas a dañarme».
Y ¿qué me contestaste? «No seas tonta, eso no sucederá».
Yo...
Confié en ti, te hablé de mis debilidades, te mostré mis defectos, mis cicatrices, mis recuerdos más dolorosos y tú... tomaste nota, y me golpeaste justo en esa herida que millones de veces te dije cuánto me estaba costando sanar.
Estuve una y mil veces para ti, te di mi tiempo, mi cariño, te confié mis secretos y mis más oscuras historias. Sequé tus lágrimas, te tendí la mano cuando todos te abandonaron, eras la hermana que yo elegí, y qué fácil para ti fue tirar todo a la basura e ir hablando cada página de mi vida con ciertas añadiduras de tu autoría. También yo podría destruirte, ¿lo sabes? Pero no lo haré pues jamás seré como tú.
Por favor, no me pidas que te entienda. ¿Qué voy a entender?
¿Tus mentiras y tu menosprecio? ¿No fui suficiente para ti?
Pero, entonces, ¿qué es suficiente? ¿Tan importante era para ti darme la espalda para ser aceptada por los demás? ¿A qué costo? ¿Herir a quien tanto te quería fue un buen precio?
No quiero que creas que te estoy reprochando, pero sí quiero dedicarte estas palabras porque me duele decírtelas a la cara. Te deseo toda la felicidad del mundo, me quedaré con la persona que fuiste porque ahora eres simplemente... una extraña.
Posdata: Te jactas diciendo que la falsa fui yo, de ser así no estaría escribiendo desde lo más profundo del corazón.
(Sé que esto llegará a ti)
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Desfibrilador (✔️) en librerías.
PoesíaCada quien vive sus propios tormentos. Los míos me trajeron hasta donde estoy hoy, no sin antes intentar hundirme. La muerte me miró a los ojos una noche de febrero de 2010, recuerdo la sangre manar a borbotones de mis entrañas, me ahogaba, desapare...