Se que soy anticuada, pero esperaba poder conocer al chico perfecto, del que te enamoras con solo verlo, él que te enamora con solo hacer cosas cotidianas. Realmente estaba avergonzada, pero como soy una masoquista en toda regla decido sentarme a comer lo que Travis había dejado en, supongo yo, mi lugar. Cuando termine me levante, fui a su habitación y me cambie, tome mis cosas, busque mis llaves hasta que las encontré en una mesita a un lado de la puerta de su departamento, tome mi chamarra y mi casco.
- ¿A donde crees que vas? - escuche decir a Travis, pero ya estaba saliendo por la puerta. - ¡Alex, espera! - ni siquiera me detuve a esperar el ascensor, baje corriendo las escaleras ya que sabia que me estaba siguiendo. - ¡Alex! - grito como un loco.
En cuanto salí me puse la chaqueta ya que era un día totalmente nublado y hacia un frío de muerte, me puse el casco, me monte en mi Ducati y cuando estaba por arrancar la moto Travis apareció y me vio con unos ojos realmente molestos. Me dispuse a encender la moto y antes de que pudiera salir huyendo de ahí, el muy maldito se puso enfrente de mi camino.
- Quítate, Travis, realmente no quiero hablar. - dije un poco molesta, de verdad que no quería hablar.
- No, te vas a bajar de la moto, vas a subir a mi apartamento y te vas a quedar ahí hasta que yo este completamente seguro de que estas bien. - me ordeno como si fuera de su propiedad, yo que ni siquiera soy de mis padres.
- Tu no tienes derecho a decirme que es lo que tengo que hacer. - y sin mas arranque la moto, saliendo disparada hacia un lado y sin mirar atrás.
Me aleje de todo, no quise regresar al apartamento con Kels porque estoy segura que me interrogaría hasta el cansancio, el lugar donde estábamos había un hermoso parque y me detuve a observar todo y a escuchar música, pero las malditas lágrimas no faltan cuando estas escuchando la muy bonita canción de "I'm not the only one" de Sam Smith. Me sentía una idiota, como si mi mundo entero fuera de papel o como si yo fuera un cero a la izquierda de todo. Quería vivir, quería sentir el aire golpear mi rostro y sobre todo quería ver la alegría de tener familia.
¿Que mas podría esperar yo? No tenía un lugar al cual llegar, ni mucho menos hermanos que me salven de hombres malos, de corazones rotos y de todo lo demás que me lastima, sólo era yo contra el mundo; claro que estaba Kels conmigo y ni hablar de Drew y Sandy pero ellos... ni siquiera ellos podían saber lo que pasaba en la oficina del rector Johnson, me tenía a mi, de todas las formas que viera, no tenía padres.
- Maldito seas Travis Colton... - dije casi en un susurro, pues el ya sabia mucho de mi, ya me había visto llorar y realmente la única que me ha visto así fue Kels, soy una estúpida que no sabe tener limites, que ni siquiera sabe manejarse a si misma.
- Si hubiera sabido que ayudarte me dejaría entre tus personas mas odiadas, te hubiera dejado en la enfermería y punto. - escuche que decía él idiota sentándose a mi lado.
- Tu no deberías estar aquí... - dije lo mas borde que pude. - Déjame en paz, corre, ve a burlarte de mi con tus amigos, diles que acabas de conocer a la monja de Alex. - antes de poder decir algo más, él me estaba abrazando y mi cerebro no reaccionaba.
- Escúchame bien, Alex... - dijo muy, pero muy serio. - Yo nunca diré una sola palabra sobre lo que dijo Kels en mi departamento, nunca te dejare sola, desde ahora me vas a tener que soportar porque no pienso dejarte sola. - yo simplemente me quede con cara de estúpida.
- ¿Me conoces hace dos días y me dices que no me dejaras sola? - pregunte incrédula. o salgo corriendo porque parece que le faltan unos diez tornillos o puedo hacerle caso a esa sensación de cosquilleo que me hace sentir bien, maldita sea.
- ¿Nunca has tenido ese sentimiento de que necesitas estar con alguien? ¿que pase lo que pase, estarás con esa persona? - dijo con toda la calma del mundo. Claro que lo sabia, desde que lo vi me sentí de alguna manera necesitada de estar con él, cuando desperté en sus brazos fue lo mejor que pudo ocurrir. ¡¿Y todavía me lo pregunta?! - Pues en el momento en el que te vi supe que tu eras esa persona, eras una niñita y todo, pero aun así sentí la necesidad de cuidar de ti, me siento realmente extraño, ¿te parece si somos amigos? claro que si no aceptas me iré y te cuidare de lejos.
- Acepto ser tu amiga, por el momento eso esta bien. - dije y al segundo me arrepentí, ¡mis palabras tenían doble sentido! Ni siquiera piendo verlo como un amigo, pero al menos debía sonar algo convencida cuando le diga que si, ¿no?
- Por el momento... - repitió con su voz totalmente sexy y me sonroje como nunca antes lo había hecho. - Volvamos antes de que Kels piense que te he robado la virginidad.
- Te matare si lo vuelves a decir. - le dije dándole un leve golpe con mi codo en su abdomen. - Oye tienes un abdomen de dios griego, ¿que demonios haces para tenerlo así?
- Con que dios griego. - le di otro golpe y el rió. - Soy capitán del equipo de fútbol, realmente solo entreno y juego, pero la mayor parte del tiempo mi abdomen tiene morados gigantes o estoy vendado, a pesar de ser el capitán recibo muchos golpes.
- ¡Oh por dios! - grite como una loca y me colgué de él como un koala, él de inmediato me agarro de la cintura y me sostuvo por si me caía. Realmente me parece que terminaremos haciendo un gran desastre, realmente me impresiona que juegue, no parece un chico que se quiera dar golpes.
- ¿Alex, podrías decirme el motivo de que estés encima de mi como un koala? - pregunto con una enorme sonrisa en los labios... "Dios, esos exquisitos labios! están buenísimos" Alex es tu amigo, dice muy feamente mi subconsciente.
- ¡Porque adoro el fútbol! - la verdad adoro el fútbol y no poder asistir a ningún partido me da tristeza, siempre los veía en la televisión de la oficina del director del orfanato y eso era lo máximo que podía hacer, no era muy lindo estar fuera pasadas las 4.
- Bueno entonces te llevare a mi próximo partido, aunque no es un partido en su totalidad, son mas bien partidos entre escuelas y pues yo soy el capitán del equipo, entonces podría conseguirte asiento especial y todo eso. - dijo demasiado orgulloso, como si de verdad hacer eso fuera lo más increíble que existe en el mundo, no es como que jugara en un gran estadio, pero me gusta como lo dice.
- Dime donde, cuando y como, te aseguro que apareceré allí. - dije conteniendo mis ganas por abrazarlo hasta morir. Maldita sea, este chico es perfecto.
- Te parece si vamos ahora, tengo uno como en unos 40 minutos.
- Travis, creo que te adoro... - dije sin pensarlo y él se detuvo en seco. - Por llevarme a ver mi primer partido. - dije para tranquilizarlo, continuo caminando.
Voy a ver un partido de futbol, estoy con un puto dios griego, soy su amiga, dormí con él en su cama, quiere cuidar de mi, maldita sea estoy teniendo prácticamente todo lo que podría desear. Me falta pagar los millones que tome, tener una familia y encontrar a mis padres. Que difícil soy de complacer, a veces creo que no debería ser tan exigente.
Pero ese es el chiste de todo esto, creo. Encontrar la cosa más cercana a la felicidad que se me pueda ocurrir o al menos es lo que podría darme lo que busco, incluyendo claro el terminar mi carrera, porque no se como voy a pagar el dinero que tomaos, Drew debería estar visitando a sus tías lejanas, pero lo veremos pronto. Que difícil es estar fuera del orfanato.
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Lo siento... No soy perfecta.
RomanceAlexandra Morgan una chica con una suerte de mierda, huérfana y solo tiene a su mejor amiga Kels Muller, con quien se fue de ese maldito lugar apenas cumplieron los 18 años. Decidieron irse a un lugar lejos de todo, donde nadie supiera de donde ve...