Capítulo XVII

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Cinco.

Maldición.

No conseguí nada. Fuí al consultorio que decía en el ojo, pero el estúpido doctor que atendía, me dijo que solo me daría la información sobre el ojos si venía con alguien mayor.

Así que sin pensarlo opte por Klaus.

Estoy seguro que Klaus lo haría, claro, si le doy dinero.

Me dirijo a la academia y busco a Klaus por las habitaciones. Minutos después lo encuentro en su habitación.

—Klaus, necesito tu ayuda -—le digo y se pone de pie.

—Tienes mi ayuda hermanito, pero...

—Te pagaré veinte dólares —le completo antes de que lo diga.

—Bien —me dice, sonríendo de oreja a oreja.

—Una cosa, vístete más formal —le digo antes de salir de la habitación.

Me dirijo a otra habitación y al entrar, recuerdos llegan a mí.

Después de quince minutos de estar observando la habitación, escucho a alguien detrás de mí.

Volteo y entonces veo a _______. Nos quedamos viendo a los ojos.

—Amm... Yo... Ya me voy —se da la vuelta, pero antes de que pueda dar un paso, me apresuro a ella y la tomo del brazo.

—Perdón por lo de ayer —digo y ella simplemente se me queda mirando.

—Ambos tuvimos la culpa, aunque más fue tuya —sonríe, divertida. Ruedo los ojos sarcásticamente.

—Sí, sí —digo ignorando lo que dijo.

—¿Ya nos vamos? —pregunta alguien detrás de ________. Miro por encima del hombro de _________ y veo a Klaus.

_________, frunce el ceño, evidentemente confundida

—No te diré —digo antes de que me pregunte.

—No me interesa —dice, seria. En el fondo sé que muere por preguntar a dónde vamos.

—¡Cinco! —exclama alguien, se oye bastante cercas.

—Métete al closet, Klaus —digo rápidamente.

Sé que es Vanya y si ve a Klaus y _________, me va a empezar a interrogar y no quiero que se involucre en esta mierda.

—Adiós —dice ________, saliendo de la habitación. No le digo nada.

Me dirijo hacia donde esta la ventana y finjo estar observando la ciudad a través de la ventana.

—Ah, menos mal —dice Vanya, entrando a la habitación—. Me tenías preocupada.

—Perdón, me fuí sin despedirme —me giro hacia Vanya y doy unos cuantos pasos hacia ella, que aún se encuentra a unos pasos de la entrada de la habitación.

—No, yo soy la que debería pedir perdón. Debí tomarte más en serio, y... Amm... Creo que yo, no supe procesar lo que me decías, aún no puedo para ser franca —dice intentando remediar lo que me dijo anoche.

Es ahora donde me doy cuenta que en esto, solo estoy yo.

—Bueno, tal vez no debes tomarme en serio —digo, sonando tranquilamente. Espero así poder hacer que Vanya no esté involucrada—. Tal vez lo que paso no fue real. Se sintió real, pero no lo sé —digo mientras camino hacia donde está una pequeña mesa. Agarro un juguete en forma de tren, que se encuentra sobre la mesa y lo muevo un poco.

Lo siento si alguna vez dije que te odiaba.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora