Lo siento si alguna vez dije que te odiaba.

Capítulo VII

---------- Los recuerdos ----------

~ Flashback ~

________.

-¿Aceptas, ________? -preguntó Diego. Yo no sabía que decir. -O es que no tienes el valor -dijo Diego, negué con la cabeza.

-Claro que no -dije, segura. -está bien, aceptó.

-Bien, entonces tienes dos semanas, si en esas dos semanas no te haces amiga de alguno de los raritos, pierdes la apuesta.

-Yo nunca pierdo -dije firme.

-Eso veremos -dijo Diego, mientras se acercaba a la puerta, se despidió con un gesto de mano y salió de mi habitación.

Diego y yo hicimos una apuesta, consistía en quien lograba primero hacerse amigo de los raritos, así les llamamos a Vanya, Ben y cinco.

Después del entrenamiento me di una ducha y con algo de pereza me dirigí a la habitación de cinco. Toqué la puerta y esperé a que cinco abriera, pasaron minutos y no abría así que supuse que no estaba y agradezco el que no esté porque la verdad ni quería verlo.

Me di la vuelta para dirigirme a la habitación de Allison, pero escuché la puerta abrirse. Me di la vuelta y ahí estaba cinco.

-Hola, _______ -dijo sorprendido y con una chispa de emoción.

-Hola, cinco -dije y sonreí forzadamente. Sus mejillas estaban algo rojizas, ¿Esta sonrojado?

-¿S-se te ofrece a-algo? -dijo y se puso aún más rojo.

-Si, es que venía a que me enseñarás un poco de eso de las ecuaciones y así -mentí. Era una muy buena excusa, para acercarme a él.

-Con mucho gusto -dijo, con una sonrisa de oreja a oreja.

Entramos a su habitación, estaba todo muy ordenado y había un aroma a café. Su habitación era de color beige, me acerqué al mueble que estaba aún lado de su cama, encima de éste había un tocadiscos, lo toqué y estaba algo polvoriento.

-Casi no ocupó el tocadiscos -dijo acercándose a mi, hasta posicionarse a mi lado.

-Deberías -dije. Yo siempre había querido tener un tocadiscos. Al parecer él era el único que tenía uno de éstos.

-¿Quieres escuchar algún disco? -dijo buscando algo en su pequeño escritorio.

-No -dije, seria. Él dejo de buscar y se volvió a incorporar.

-Bien, entonces ven -dijo, acomodando una silla cerca de su escritorio.

Me acerqué y me senté en la silla. Él se inclinó un poco y tomó un lápiz en su mano.

-Primero vamos a ver lo básico -dijo y yo solo asentí. Ya sabía todo de las ecuaciones, pero tenía que hacerlo.

Lo voltee a ver y sus ojos estaban centrados en el cuaderno, dejé de escuchar lo que decía y me dediqué a ver sus ojos, ojos verdes como un... Árbol, no eso suena feo.

Ojos verdes, como la suerte.

Siempre ocupaban esas frases de... Ojos verde como esmeraldas.

Quería algo nuevo. Ojos verdes, verdes brillantes.

-_______ -me llamo cinco, interrumpiendo mis pensamientos.

-ah, si, ¿Qué pasó? -dije algo desorientada.

-Nada, es que te vi tan perdida en tus pensamientos y veo que no me equivoqué.

-No, es que estaba pensando en como resolver esta ecuación -dije señalando una ecuación del cuaderno.