capitulo 3: Un recuerdo Amargamente feliz

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Una vez que Armitage y Ben se fueran, siguió camino hasta la base que hacia de casa para ella, seguía sin creer que el hijo del mayor contrabandista de la galaxia, Han Solo, estuviera en su planeta y mejor aún decidiera quedarse en su humilde morada, en cuanto a su acompañante, el pelirrojo no parecía acostumbrado a tratar con la gente, mas que nada por lo nervioso que estaba, se río pensando que le esperaba un mes interesante y es que nunca había hablado tanto con alguien desde que su hermana se fuera tras ese hombre de traje negro. Su hermana  ¿Que sería de ella? 

La ultima vez que la vio, todavía estaba grabada en su memoria. Habían salido como todos los días temprano en la mañana para ayudar en las plantaciones, en ese entonces solo tendría unos 10 años y Phasma unos 15 recién cumplidos

–      Cuidado Ju, no vayas a caerte por esas piedras, tienen musgo– comentó preocupada la rubia de pelo corto mientras le tendía la mano que fue rechazada al instante por su pequeña hermana lo que ocasionó que se alejara unos pasos para dejarla hacerlo sola.

–      ¡No te preocupes Phas! No necesito ayuda–no pasó mucho cuando la tira de su sandalia ya gastada cedió ante un paso en falso, dando como resultado que callera sentada–Hermana!! ¡me lastime! ¡me duele! –decía Judit entre lagrimas, Phasma rodó los ojos a la vez que la alzaba en brazos.

–      No voy a estar toda la vida para ayudarte Ju, deberías escucharme mas – su voz sonó autoritaria pero le sonrío para tranquilizarla

Judit por su parte no dio respuesta, simplemente asintió tratando de disminuir las lagrimas pero el dolor se lo ponía difícil. Phasma la llevó hasta la orilla de un rio ubicada en la llanura pero lejos del pueblo y la dejó suavemente en el pasto. arranco un pedazo  de su remera para mojarla en el rio y poder limpiarle la herida llena de tierra y sangre.

–      Realmente te abriste el pie –comentó para asustar a la menor que de inmediato abrió los ojos dispuesta a volver a llorar pensando  que ya no podría volver a caminar.

–      Phas...Phas ¿podrías curarme? ¿¡Hay forma de salvar mi pie!? – exclamó horrorizada ante los escenarios que se prestaban a su imaginación.

–      Puede ser...–le contestó, tratando de mantener la compostura para no reírse puesto que no era mas que un rayón aunque si estaba claro que iba a dejar marca. – habría que hacer un trabajo exhaustivo, pero seguro que una pierna de palo o incluso de metal te quedaría bonita.

–      ¡Yo no quiero! ¡¡quiero mi pierna de carne y hueso! – las lagrimas salieron solas de sus ojos sin poder evitarlo y de inmediato Phasma la tranquilizo.

–      No es nada, fue una broma por favor, ya no llores o no podrás volverte fuerte para cuando yo no esté más–

–      Seguís con lo mismo ¿A dónde te irías? Siempre vamos  a estar en el mismo lugar hermana– respondió ya un poco mas tranquila, Phasma hacía unos segundos antes ya había empezado a secar y vendar la cortadura en su pie por lo que levantó la cabeza para observarla

–      Nunca se sabe ¿ves como por no escucharme terminaste lastimada? – la melena rubia de la mas joven se movió en sintonía con su cabeza para afirmar a lo dicho con algo de vergüenza.

Terminó de curar el pie al tiempo que le ataba otro trozo de tela seco que volvió a arrancar de su remera y la misma quedo como un top suelto.  Trató de arreglar la sandalia, cosa que era imposible sin tener ninguna herramienta a la mano por lo que la cargó a caballito y camino hasta su casa en el pueblo. Al llegar, Judit termino por sacarse la otra sandalia y ponerse unos zapatos cerrados aunque esto le hizo exclamar por el dolor del pie, pero era mejor que no tener nada.

       Pasado el almuerzo y habiendo terminado sus quehaceres Judit y Phasma sintieron como una nave de poco tamaño, traspasaba la atmosfera a gran velocidad.  La mayor corrió para alcanzarla mientras le ordenaba a Judit permanecer dentro de la casa. Si bien era casi un suicidio ella tenía que asegurarse que no fuera un peligro.

   Judit no supo que pasó en ese entonces pero cuando su hermana volvió venía acompañada de un hombre alto que llevaba un traje negro, algo raspado y una gorra en la mano, poseía una mirada severa y algo cansada quizá por los golpes o los mismos años puesto que parecía mayor pero no al punto de ser un anciano.

–      Judit, este hombre se quedará unas horas en lo que vienen a buscarlo.

su hermana la había sacado de sus pensamientos al tiempo que le pedía que sirviera una taza de té y trajera el improvisado botiquín que tenían. Pasaron el resto de horas atendiendo al herido hasta que una frase alertó a Judit

–      Serías buena para la primera orden, muchacha– iba dirigido a su hermana mayor que de inmediato lo miró, mientras terminaba de coser una herida del brazo del hombre cuyo nombre no recordaba del todo.

–      ¿A que se refiere? –le contestó la rubia mayor

–      Un puesto en la primera Orden, como soldado  –finalizó él.

Judit miró a su hermana atónita esperando su respuesta que no tardó en ser dada

–      Sería un honor señor– enderezó su espalda, pensando que podría volver a casa con su hermana.

–      Bien, mi teniente no debe de tardar en venir en mi búsqueda.

Con eso finalizó la corta charla. Al tiempo otra nave aterrizó y ese hombre dijo que era a quién esperaban, le comentó que agarrara lo más indispensable para el viaje y dejara el resto ahí puesto que no sería necesario.

después de que empacara dos o tres cosas que necesitaría se giró a su hermana que la miraba a la espera de que fuera otra broma, pero no fue así.

–      Ju, voy a volver, tranquila– le quiso tranquilizar acariciando su cabeza

–      Phas ¿De verdad te quieres ir?

–      Es una gran oportunidad –le respondió soltando su cabeza.

–      ¡Entonces quiero ir contigo!

–      No podes, eres muy chica todavía. No voy a exponerte a ser un soldado. Estoy segura que podes vivir sin mí– acarició su mejilla tratando de secar las lagrimas que se acumulaban– se una mujer fuerte, vas a ver que nos vamos a volver a encontrar– finalizó

Phasma se fue sin mirar atrás y ya no volvió a verla, a pesar de que había prometido regresar.

 Después de eso, atacaron la base de la primera orden que fue desmantelada, no se acordaba de mucho más de ese entonces y tampoco tenía sentido seguir recordando, después de todo, lo hecho, hecho estaba.

 Camino un tramo más cuando reparó en que seguía teniendo el sable de luz del morocho y cuando volteo  para ver si podía devolvérselo ya era demasiado tarde, que mas da pensó, van a volver de todas formas, ya que se iban a quedar un mes.   Nunca había estado cerca de los usuarios de la fuerza a excepción de Rey a quién veía poco, pero nunca llevaba su sable con ella por lo que lejos estaba de conocer ese arma muy bien. Se acordó que le había comentado que el  suyo era de un color azul claro, por lo que  su curiosidad una vez más hizo de las suyas y buscó prenderlo.

Se sobre saltó al ver que era un sable en cruz de un color Rojo intenso, sin embargo no lo soltó. ¿Qué estaban ocultando estos dos en busca de Rey? Si bien no había estado cerca de ninguno este le daba una sensación de temor.  Ya estaba dentro de la base para cuando había prendido el sable y escuchó como se iban acercando en su nave, así que salió al hangar al trote para con el sable señalar que podían aterrizar ahí.

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General Armitage HuxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora