General Armitage Hux

capitulo 8: Hux trabaja en una huerta

Judit y Hux tuvieron que caminar bastante para llegar al poblado donde la señora Serinsa vivía. Era una vieja humana de ochenta años con pelo intercalado entre gris y negro. De contextura robusta y piel morena.

–entonces – comenzó una charla Judit.

–No tengo más datos de tu hermana –reprimió un suspiro – no somos amigos ni mucho menos, solo es mi subordinada.

–no iba a preguntar sobre ella, solo quería saber si el señor malhumor tiene una chica o chico por ahí, aunque ya veo que no – comento mientras se ponía los brazos atrás de la cadera y sonreía. Se adelanto unos pasos pensando que eso había picado al pelirrojo

–No tengo tiempo para esas cosas, pero te aseguro que no soy gay – dijo Hux muy seguro de sí mismo mientras seguía caminando. La rubia se adelantó un poco más mientras saltaba de una piedra a otra.

–¿Nunca has hecho nada divertido en tu vida? – pregunto Judit mientras se balanceaba sentada en una roca y lo miraba desde arriba.

– no tengo tiempo para eso, mi trabajo es muy importante para mí – en ese momento Hux sintió que le estaba contando algo muy personal a una completa desconocida lo que provocó incomodidad en él, pero para Judit, que tenía un pensamiento muy diferente, le provocó una gran idea y haciendo acopio de toda su fuerza se empujó hacia adelante y fue en busca del pelirrojo

– ¡es momento entonces! – le contesto Judit mientras se reía

Hux quien no se lo esperaba, ya estaba tropezando para subirse a una de esas piedras, empujado por Zion. En el arrebato sujeto de la cintura a Judit quien estaba más cerca de ser un pilar en el cual sujetarse.

Ante esto toda risa fue apagándose en el momento en que sus labios quedaron a centímetros de rosarse, Hux era más alto que la rubia que media un metro setenta sin embargo en ese momento no importaba ya que los dos estaban a la misma altura.

–ya... ya deberíamos ir, Serinsa se enfurece si tardo – trato de sonar lo más segura que le fue posible. Hux noto en su voz lo nerviosa que estaba y eso, aunque inconscientemente, le agrado, esta vez es ella la que está en una posición desfavorable pensó. Una sonrisa asomo por las comisuras de su boca. Judit nunca había tenido contacto tan directo con una persona, Phasma no era conocida por dar abrazos. Armitage apretó un poco el agarre, pero se dio cuenta de lo que hacía y se apartó bruscamente lo que provocó que se cayera de espaldas contra el pasto. La rubia intento sostenerlo de los brazos, pero le fue imposible y termino encima de él, quien soltó un jadeo de dolor.

–entonces ¿vamos? ¿O piensas pegarte a mi todo el día? – sonrió Hux quien no pasó desapercibido el sonrojo de ella y aprovecho para molestarla

La rubia se levantó de un salto sin decir nada y agarro a Zion que estaba a un lado de ambos mientras se sentaba en el piso y lo acariciaba. – no te creas tanto, sigues siendo un aburrido – hux se apoyó en sus codos sin poder creerlo.

– ¿entonces esto no fue divertido? – rio Hux, una risa sincera que a Judit sorprendió y que contagio

Entonces los tres retomaron el camino hacia la casa de Serinsa por fin. Era tan extraño ver a Hux con una sonrisa mientras intentaba acariciar a Zion que no se dejó e hizo reír a Judit. Con la cara de asustado del pelirrojo que alejo rápido la mano.

Al fin habían llegado. Serinsa los recibió con una sonrisa casi maliciosa al verlos tan juntos, pero no dijo nada sobre el tema, ya tendría tiempo de indagar sobre quien era el mozo que iba con la niña. Judit la saludaba efusivamente levantando su brazo izquierdo.

–¡mi niña pensé que no vendrías! – exclamo

–¿no que no eras una niña? – pregunto con sorna en un susurro para que solo ella escuchara, ante esto, Judit le dio un suave golpe en el brazo en complicidad.

–veo que trajiste un nuevo ayudante –

–si abuela, él es Armitage Hux un algo de la...auch –Hux codeo a Judit y se adelantó.

– un placer, vengo a ayudar con esto –

– gracias jovencito, entonces por favor empiecen, voy a descansar mi pobre espalda – entonces se sentó en una mecedora que estaba junto a la puerta de entrada. Señalo un canasto que poseía semillas del tamaño de una pelota de futbol y entonces Judit entendió.

– bueno Hux esto es simple, vas a agarrar esa pala –señalo la pala apoyada en la pared de la casa de Serinsa – harás surcos en la tierra. Zion va a cavar un hoyo en la elevación de tierra que dejes y yo voy a plantar las semillas, fácil.

El pelirrojo asintió y se dispusieron a trabajar. Para ser sinceros él nunca había hecho algo así. Se crio hasta los ocho con su madre en las cocinas de la nave y luego fue reclutado por su padre Brandol para instruirse en combate y aspectos de dirección militar. Entonces el trabajo se le estaba complicando ¿no había una máquina que hiciera ese trabajo ya? Se paro un segundo para limpiarse el sudor inexistente de su frente con un gesto extraño en su cara

– ¿cansado Armit? – pregunto con sorna Judit.

– ni un poco niña – le devolvió la jugada. La rubia hizo un mohín, pero no contesto. Y Hux sonrió satisfecho.

– par de tortolos, si no se apuran no terminaran para el atardecer – rio la anciana

Tanto Armitage como Judit enrojecieron y fue un jaque mate a favor de Serinsa. Pero no, Hux no se iba a quedar callado.

–¡No soy nada de él/ella! – gritaron ambos al tiempo lo que no hizo más que provocar una risa más amplia en Serinsa.

Luego siguieron trabajando en completo silencio Zion resulto ser muy trabajador, hacia los pozos donde Judit le indicaba.

–perro del demonio – escupió Hux enojado. Pues resulta que cada vez que Zion hacía los pozos la tierra iba a parar a la remera de este.  

–muchachos vengan a comer algo – ya pasaba del mediodía y la anciana se había ido a cocinar un poco de carne con ensalada

Hux clavo la pala en la tierra mientras se volvía a secar, esta vez sí, el sudor de su frente. su remera antes blanca ahora estaba marrón al igual que sus pantalones y botas. Ju termino de plantar la última semilla que quedaba. Comieron en armonía los tres... bueno los cuatro ya que Zion consiguió ganarse un poco de carne gracias a Judit

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