capítulo12: guerra de agua y espuma

82 8 0
                                    


Después de aquello, Hux no volvió a invadir el espacio personal de Judit y esta no le sacaba ojo de encima esperando algún extraño movimiento por parte de este, que se divertida con las expresiones que ponía cada que lo veía. Estaban en la huerta de la señora Serinsa, era el último día de siembra, habían pasado tres días desde el altercado entre ellos. La abuela estaba regando las plantas que ya empezaban a crecer, el ambiente destilaba tranquilidad, Zion estaba junto a ella mientras que Judit se encontraba sembrando las semillas de cardona. Hux había terminado de surcar el suelo y se apoyaba en la pala con ambas manos mientras miraba a Judit.

¿Qué había pasado en dos semanas? Parecía que un tornado hubiera arrasado con él, no se sentía cansado más bien se sentía... feliz como cuando su madre le cantaba antes de dormir en las noches de tormenta cuando la nave aterrizaba en algún planeta para buscar suministros y reparar cualquier rotura. No, era imposible que estuviera pensando en eso ¿Qué le estaba pasando? Se llevaba bien con Ben y había estado divirtiéndose como nunca antes con Judit, esa mujer irradiaba una luz que lo segaba, era como un imán, no le gustaba sentirse de esa manera. Necesitaba concentrarse en destronar a Ben, pero no podía dejar de mirar a Judit, le atraía como la llama de una vela en un cuarto a oscuras. Le tenía hipnotizado. Sacudió su cabeza y miro al cielo. Tenía que dejar de pensar en esas cosas.

- oye Armiti - grito Judit.

-ya te dije que no me llamaras así -le devolvió el grito.

Sin embargo, Judit lo ignoro y siguió - ¿en qué tanto estás pensando? La abuela dijo que es hora de comer - se acercó hacia donde estaba.

-en nada -susurro - vamos, antes de que la anciana se enoje. - contestó cortante.

- ¿En qué pensabas Hux? - volvió a preguntar curiosa.

-cosas mías, niña - le revolvió el pelo juguetonamente, sonriendo. Eso es lo que no podía comprender de su propio comportamiento.

-¡Oye! - se quejó mientras se lo sacaba de encima.

Luego de eso siguieron caminando y almorzaron entre peleas juguetonas con Serinsa que cada vez más veía en ellos, sus años de juventud.

-por cierto, querida Judit- hablo cuando estaban descansado un rato luego de comer - Garon vino ayer a la tarde, me pidió si no podías ayudarlo con los orbaks de su establo. Ya terminaste aquí así que ¿Podrías darle una mano?

-Claro yo voy. No se preocupe.

-puedo ayudarte con eso también- comento Hux algo inseguro- esas cosas me dan pavor - reveló y al segundo se dio cuenta de lo que había dicho y se maldijo mentalmente. -ni una palabra -le dijo mordaz, Sin embargo, la reacción de Judit no se la espero.

-no iba a decir nada, los miedos no son para bromear Hux -le contesto tranquila.

- ¿ni una broma al respecto? - pregunto sorprendido

lo miro seria. - yo le temo a los arácnidos -

Cuando ya todo estaba listo Hux, algo intranquilo, y Judit acompañada de Zion se fueron hacia la casa de Garon. Al llegar él estaba fumando de una pipa

-buenas tardes señor Garon - sonrió Judit.

-buenas tardes Judit - el viejo togruta no podía creer lo que veía - pero bueno a quien tenemos aquí, es el amigo de Lee Ren, nunca me dijiste tu nombre.

-¿Lee Ren? - le pregunto entre dientes Judit.

-larga historia - le respondió de la misma forma. Y agrego para que Garon lo escuchara - soy Armitage

General Armitage HuxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora