Capítulo 30

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- Lydia, está puede firmar aquí – toma la pluma para firmar, en la parte de arriba se puede leer acta de divorcio en letras grandes, el juez señala mi nombre y sobre el una raya, en donde coloco mi firma, no quiero ser grosera, pero en cuanto la termino, en el fondo de mi pecho siento una enorme libertad y alivio – Ahora usted señor Thomas.

Miro a Thomas y cuando se detiene, mi respiración se corta, me mira y solo le puedo sonreír, el asiente y termina por firmar, poco a poco suelto la respiración que había contenido.

- Muy bien, es mi deber informarles como Juez de este condado, que legalmente están divorciados, pueden retirarse – miro hacia el Juez, asintiendo.

- Gracias señor – me levanto y le doy la mano.

- Gracias Juez Parker – Menciona Thomas, saliendo detrás de mí.

Camino hacia mi auto, para dirigirme a mi antigua casa.

- Lydia... - volteo lentamente – Lo siento... de verdad deseo que seas muy feliz – se acerca un poco – ¿puedo darte un abrazo?

- Claro – le devuelvo el abrazo, a pesar de todo siento un cariño por él – Te deseo Thomas que seas muy feliz, eres un buen hombre, te quiero mucho.

- Yo igual Lydia.

- Venderé la casa, no creo regresar al menos no en mucho tiempo –

- A Camila siempre le ha gustado mucho esa casa, dice que es muy acogedora –

- Tal vez pueda ser de ella –

- Bien, le diré y ella se comunicará contigo –

- Gracias Thomas – Nos damos la mano, subo a mi auto.

Empacando mis cosas, la gran mayoría es ropa, cuadros, libros, juguetes de Emma, todo ha quedado en tres días, cuatro ya que la camioneta llevara todo esto al aeropuerto, Mañana firmo la venta de la casa con Camila, sé que Andrés no hubiera tenido problema, después de la muerte de Derek, se despidió de mi un año después.

Hoy es mi ultimo día en Alaska, un último recorrido por la que fue mi hogar, no solo mía, si no también de Emma, mi vuelo sale hasta la noche, así que decido dar un paseo por el pueblo, no sin antes sentarme por ultima vez en el pórtico.

- Gracias –

Subo al auto, manejando hacia la tienda de Alli, para despedirme de ella, paso por el consultorio de Thomas, no lo volví a ver después de la audiencia, llegando a la tienda me estaciono.

- ¿Te vas?

- Si, Alli...

- He visto a Thomas, pero también te veo a ti, diferente, con ese brillo en los ojos, te voy a extrañar mucho – se levanta y me da un abrazo – se que no volverás, pero no te olvides de nosotros, no te olvides de mí.

- Jamás – las lagrimas amenazan con salir – me tengo que ir, mi vuelo sale en dos horas – platicándole todo se me fue la noción del tiempo.

Tomo mi vuelo pero en dirección a Nueva york, más bien a Seattle, he alquilado un auto por unos días, no le he dicho a Nick que vendría, quería que fuera solo mío por el momento.

Llegando a mi destino se me va el aire, la casa está totalmente vacía, oscura, subo las escaleras con el ramo de flores en la mano, prefiero no entrar, el sentimiento de no ver a Susan, puede conmigo.

- Te extraño Susan – dejo las flores a la entrada de la puerta – Emma hubiera sido muy feliz al conocerte.

Me dirijo hacia mi segundo destino, cuando las localizo me acerco a ellas, y quitando las pocas hojas que han caído sobre ellas, coloco un ramo de flores en cada una, una para Alex y otra para Derek.

- Es tan difícil pensar en los años que hemos pasado sin ustedes – las lagrimas empiezan a salir – Emma siempre sabrá que tuvo un padre muy valiente y una tía que la amo sin siquiera saberlo, sin pedir nada a cambio, hoy frente a ustedes, ya no hare más promesas, simplemente pasara lo que tenga que pasar, ustedes me dieron la mejor enseñanza de todas, amar sin miedo, gracias.

Antes de ir con Nick y Emma, decido hacer la última parada.

- Familia Solano – susurro

Después de la explosión solo pude salvar una caja, al abrirla, saqué copias de los días más felices que tubo con mi familia, una reunión familiar en el jardín de la casa.

- Los extraño demasiado – como puedo pego la foto sobre la pila de cemento con los nombres de cada uno de ellos.

Colocándoles una foto en donde estoy con Emma en su cumpleaños, presentándoselas.

- Todo va a estar bien – sintiendo el aire sobre mi cara y limpiando mis lagrimas se que estoy lista para volver.

Estoy frente a la casa de Nick, una casa elegante si claro, pero nada ostentosa, debo admitir que es hermosa, salgo del taxi y acercándome un poco más veo a Emma bailando con Nick, como si me sintieran ambos voltean por la ventana, yo saludo tímidamente, subo los escalones de una típica casa neoyorquina y se abren las puertas.

- ¡Mami! – sale Emma corriendo y yo la recibo

- Mi amor – la abrazo – te extrañe mucho

- Y a mí – pregunta Nick recargado sobre el umbral

- No puedo explicarlo – se acerca y me da un beso

- ¡Siii!, mami y papi van a estar juntos – Emma baja de mis brazos y gritando se desaparece entre los pasillos.

- Esta feliz –

- Claro que sí, ¿por qué no debería? – se acerca hacia mí para volver a abrazarme y darme otro beso. – la cocina esta por este pasillo a la izquierda, dame un momento y estoy con ustedes, John debe estar con Emma.

- Si, claro – me adentro a la casa, escuchando las carcajadas de Emma - ¡están todos!

- Nick nos avisó que hoy vendrías – Responde mi padre – solo queríamos pasar a saludarte.

- Gracias – lo abrazo

- Lyd, ¿Cómo te fue?

- Todo estuvo tranquilo, fue bien, me sirvió mucho.

Mucho bullicio y de momento todos se han quedado callados.

- ¿Qué pasa? – alguien hace un sonido con la garganta

- Lyd – Nick me llama, cuando volteo lo tengo frente a mí.

- ¿Qué pasa? - pregunto ya que todos se han quedado en silencio y él trae cara de haber comido algo que le ha hecho daño – ¿te sientes bien?

- Yo...

- No me asustes...- lo interrumpo

- Yo... es... no explicar todo lo que siento, en estos momentos solo puedo decirte que te amo mucho y aquí frente a todos...hoy – poco a poco se va arrodillando y me tapo la boca – ¿Te quieres casar conmigo?

Frente a mi coloca y abre una caja con un lindo anillo, volteo a ver a los demás sin poder creerlo, viendo a Emma emocionada, por su cara, descubro que ella lo sabia y sonriendo digo negando.

- Yo... Claro que si... si – lo abrazo

Contrato de: Un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora