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    Un nuevo día comenzaba y la noche anterior las cosas estuvieron tensas. Erwin no le dirigió una sola palabra a Nile una vez que regresaron al dormitorio y se sentía muy apenado con _____. No podía verla de esa forma ni imaginar que alguien más si podía hacerlo.

    Por otra parte, _____ se sentía avergonzada con ambos muchachos. No podía verlos a la cara luego de lo que había ocurrido pero en algún momento tendría que hacerlo. Una vez que se vistió con su uniforme, se encaminó al comedor para desayunar.

– Buenos días –saluda Nile llegando a su lado y dándole una sonrisa nerviosa.

– Buenos días –ella evita su mirada devolviendole la sonrisa– Ahm... ¿apenas llegas? Yo me quedé dormida.

– Igual yo, anoche nos dormimos muy tarde –dice el y camina hacia la pila de bandejas siendo seguido por su prometida– Lamento lo que pasó ayer.

– Oye no tienes nada porque lamentarte  ¿si? Esas cosas pasan entre las parejas y  no tiene que ser vergonzoso.

– Es un alivio saberlo creí que estarías enojada porque ese... ese tonto nos vió.

– Oh bueno eso tampoco es tu culpa. Estamos bien ¿si? –dice ____ finalmente mirándolo y sirviendo su comida en la bandeja.

– Claro, claro –Nile sonríe y se sirve la comida– ¿Cómo dormiste?.

– No te mentiré, ese asunto no me dejó dormir tranquila, me siento muy avergonzada con Erwin.

– Hablaré con ese maldito –masculla con enojo– Seguramente nos estaba siguiendo y quería espiarte.

– Nile no digas disparates. Siempre buscas el peor lado de la situación.

– Solo digo lo que pienso –el se encoge de hombros.

     Una vez que tenían sus desayunos servidos en la bandeja comienzan a buscar asientos vacíos. Para su suerte había una mesa casi completamente vacía. Mantenían conversaciones de vez en cuando con otros reclutas pero la mayoría del tiempo la pasaban en pareja. Desde siempre se acostumbraron a solo la compañía uno del otro.

   El desayuno es tranquilo, no había mucho ruido y en cuanto a la pareja, intercambiaron no más de diez palabras.

– Hablé con uno de los ayudantes del instructor Shadis –comienza a hablar Nile– Por ahora parecemos soldados comprometedores, a lo mejor y si quedemos en la Policía Militar.

– Nile falta mucho para eso, apenas vamos por mitad de año –dice ____ con una pequeña sonrisa.

– Lo sé pero hay que mantenernos a este ritmo, es más, deberíamos esforzarnos más y así lo conseguiremos.

– Si... aunque lo más probable es que ni siquiera dure mucho en ese cargo.

– ¿Por qué?.

– Porque tengo que embarazarme – dice con pesar.

    Aunque a ella la idea no le entusiasmaba mucho, Nile sonríe al oír eso. A él si que le emocionaba la parte de cumplir con todos los 'deberes' en un matrimonio. Su padre siempre le dijo que los hijos venían después de casarse, no podían si quiera mantener relaciones sexuales antes de ello porque sólo debía hacerse para concebir bebés.

  
– Eso es cierto, luego tendrás que estar todo el tiempo en casa –Nile se queda pensativo unos segundos– Que mierda, yo no podré estar mucho tiempo.

– Lo sé. Me dejarás embarazada y te iras por semanas –ella bufa.

– Pero cariño, no será por elección propia... Bueno ¿y que hacemos pensando en bebés ahora?.

– Nos estamos apresurando –dice ____ y suelta una leve risa– El coito y los bebés vienen después del matrimonio, si.

– No digas "coito" aquí ¿y si te  escuchan?.

– Es una palabra muy natural para un acto natural, Nile.

    La risa compartida por la pareja se ve interrumpida por una bandeja que es apoyada en la mesa con algo de brusquedad. Los jóvenes miran al responsable y borran lentamente su sonrisa. La chica se sonroja y Nile solo lo mira con desaprobación y enojo.

– ¿Que pasa Erwin? –pregunta Nile sin mirarlo– ¿No te bastó con el golpe que me diste ayer?.

– Por favor no comiencen, si van estar así mejor me voy –toma su bandeja dispuesta a irse pero Erwin toma su mano.

– Quédate tengo que decirles algo y es para ambos.

   La pelinegra suspira y vuelve a sentarse, entonces Erwin deja de sostener su mano. La pareja lo mira con cierta impaciencia puesto que él no decía absolutamente nada, solo se dedica a jugar nervioso con sus manos.

– ¿Vas a hablar? –cuestiona el muchacho.

– Lo siento, lo siento por lo de anoche ¿bien? Me... me precipité y terminé actuando como un tonto –dice Erwin mirandolos– No fue mi intención verlos hacer lo que sea que se llame eso.

– Sexo oral –aclara Nile.

– ¡NILE! –exclama su joven prometida golpeándolo en el hombro.

– ¿¡Que?! ¡Pero si así se llama!.

– Mejor me voy, Nile hazme un favor y limpia mi bandeja por mi.

   La chica se va bastante avergonzada del comedor. No tenía nada de ganas de discutir su intimidad frente a dos adolescentes hormonales.  En cuanto Erwin y Nile, se miran como si fueran los peores enemigos uno del otro, la tensión y rivalidad se sentía en el aire.

– Mira, no se que clase de pervertido serás pero más te vale que te alejes de MI prometida –amenaza Nile.

– ¿Yo soy el pervertido? Tu la tenias haciéndote esa cosa en el bosque y todavía tienes el descaro de soltar tu cosa cuando yo estaba ahí –dice Erwin apretando los puños.

– ¡Yo no sé como controlar eso!.

– ¡Bueno ya no menciones eso porque me da asco! ¿¡Si?!.

– Dime una cosa ¿me golpeaste porque estabas celoso de que fuera yo el que estaba con ella, verdad? ¿Quisieras ocupar mi lugar?.

    Erwin lo mira indeciso por un corto tiempo. ¿Era bueno confesar sus sentimientos por la prometida de alguien más? Y no era cualquier persona, era Nile Dok, por un tiempo, por más corto que fuera, habían sido amigos y se sentía mal traicionarlo de esta forma. Pero ¿que más podía hacer? No controlaba lo que sentía.

 Pero ¿que más podía hacer? No controlaba lo que sentía

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– Sé hombre y responde –insiste.

– Me puse así porque me dio asco verte en esa situación. Debería darte vergüenza –Erwin omite por completo la verdadera respuesta.

    Luego de que Erwin dijera ello, Nile se retira hecho una furia sin haberse creído una sola palabra de lo que le dijo. El sabía bastante bien que el rubio estaba enamorado de su prometida y que su enojo era por puros celos.

   El rubio no podía estar más arrepentido. No le había gustado nada haber visto lo de anoche y debía admitir que sintió ese raro dolor en el pecho. Aunque debía esperarselo, ellos eran prometidos, ______ en algún momento empezaría a hacer cosas como esas, estaban destinados a casarse y tener hijos después. Jamás podría estar con ella y era hora de aceptarlo.



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Two Ways To Choose (Nile Dok, Erwin Smith)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora