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Días después.

La puerta de la sala se abre de par en par, Nile entra con largos pasos dirigiéndose a su prometida. Lo único que deseaba era decírselo de una vez para así liberarse de ese enorme peso de encima.

– Buenas tardes –saluda él.

– Buenas tardes –ella saluda con la cabeza– ¿Ya podrían dejar tanta intriga? Muero por saber que es lo que quieres pedirme.

– No, no quiero pedirte nada, ______. Me temo que esto no es una petición.

Ella se sorprende al escuchar como Nile hablaba con mucha frialdad e indiferencia. Desde hace días no lo veía, ni sabía nada de él, y ahora que venía a visitarla era como si no le importara en lo más mínimo. Definitivamente algo había cambiado en el.

– ¿Entonces que? ¿Es una orden? –le cuestiona, intrigada y desesperada por saber pero esto no es del agrado del chico.

– ¿¡Podrías guardar silencio?! –grita Nile, con desesperación y se voltea a mirar a su prometida.

– ¿Que te pasa...? ¿Por qué me levantas la voz de esta manera?.

– Porque para hablar contigo necesito que no me interrumpas –suspira frustrado– Escucha, _____, es hora de que dejemos los juegos y todas estas idioteces ¿Bien? Mi madre nos va a ayudar a buscar una maestra del hogar.

– ¿Una que? –ella ríe– Nile, no necesito ninguna lección sobre como lavar un plato o como cocinar una sopa o lo que sea. Además no tengo tiempo para esas cosas.

– De ahora en adelante si lo tendrás – Nile la mira a los ojos– Tus padres te darán de baja del ejército. Es lo mejor.

Al oír esas palabras, _____ siente su cuerpo y corazón paralizarse por unos segundos, unos segundos que parecían eternos.

Se queda mirando fijamente a Nile, ni sabía si reír o empezar a gritarle, solo esperaba que el comenzara a reír diciéndole que todo se trataba de una broma, una de mal gusto. Pero nada de esto ocurre. Sus palabras eran en serio.

– No, tu estas loco, Nile. No pueden hacerme eso –dice ella, sintiendo su garganta apretarse por un nudo– ¡No puedes! Tu... Tu y yo sabemos cuanto significa el entrenamiento para mi.

– Pero es una distracción. Solo mira los problemas que nos ha causado, ____.

– ¿¡Problemas?! Uno o dos inconvenientes no son nada. Esto es una completa locura –camina de un lado a otro– ¿¡Que pasó con nuestros planes?! Tu y yo íbamos a ser de la Policía Militar, íbamos a vivir en el Interior y tener ahí a nuestra familia.

– Y aun tendremos a nuestra familia en el interior –refuta Nile– Mira, lo he pensado bien y es lo mejor.

– Pero esto no es decisión tuya. YO, soy una chica joven, apenas empezando a vivir, no estoy atada a nadie, tu no eres mi esposo todavía así que estas decisiones no te conciernen.

– A mi no, pero a tus padres si, y ellos me ayudarán a darte de baja. Y no insistas por favor, que no te servirá de nada ¿bien?.

– ¿¡"Bien"?! ¿¡"BIEN"?! ¿¡ESO ES LO QUE ME DICES CUANDO ESTÁS A PUNTO DE CONVERTIRME EN TU PUTA ESCLAVA?! ¿¡Cómo puedes hacerme esto, Nile?! ¡Habla con tus padres! ¡Habla con los míos! ¡HAZ ALGO! –grita envuelta en lágrimas.

– ¡Entiende que no se puede hacer nada al respecto! –Nile frota su cien molesto– No hagas esto más difícil.

– ¿¡Sabes que?! Hablaré con mis padres, haré que rompan este compromiso, ya no quiero esto, no me gusta nada.

Two Ways To Choose (Nile Dok, Erwin Smith)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora