Alissa caminó con paso firme por el bullicioso corredor. Sus zapatos de punta fina resonaban por el embaldosado mármol y pudo notar, absorta en sus pensamientos, como algunas miradas poco disimuladas se le clavaban en la espalda.
Cruzó el pasillo a la derecha y entonces unas impolutas puertas dobles aparecieron ante ella. Colocó el carnet sobre el escáner eléctrico y éste emitió un sonido metálico.
A continuación el cerrojo se abrió y el magnetismo desapareció. Empujó con fuerza y la puerta cedió.
La estancia era enorme y cuadrada. Una larga mesa de madera con múltiples sillas colocadas alrededor estaba en el centro de la sala.
Habían varias personas sentadas sobre ellas y embebidas en una tenue conversación; aunque justo en el momento que Alissa entró sus voces se apagaron inmediatamente.
—Buenos días, señorita Alissa. —saludó un hombre calvo y con poblada barba blanca.
Ella caminó con elegancia inigualable y saludó a los presentes.
La educación era su virtud.
—Buenos días, Steven —respondió y luego dirigió la mirada hacia todo el personal. —¿Cómo están? —preguntó tomando asiento.
Algunos sólo asintieron. Una dama, la única de entre aquellos hombres, movió la mano con esmero y le sonrió.
Alissa le devolvió el saludo con un guiño. Se había sentado en un extremo de la mesa mientras la contraparte que yacía al otro lado lo ocuparía su padre. El director de la empresa Maddison.
El cargo de vicepresidenta era algo que además de ser merecedora de un extraordinario rango le proporcionaba una hermosa vista sin igual desde aquel ángulo.
Las paredes de cristal mostraban la fachada de un enorme edificio contiguo y un espléndido jardín del patio central del Complejo se extendía más allá hasta terminar en el acceso principal que daba a la carretera que llevaba directamente a la ciudad.
Dentro de todo, entre el cálido ambiente y la poco paciencia que le aguardaba aquella mañana, Alissa Maddison tenía mucha hambre. Aquel momento lujurioso con su primo Gregor le había dejado muy exhausta y realmente necesitaba comer algo con urgencia sin perecer en el intento.
Sacó su teléfono para pedir el desayuno y de pronto, vio un mensaje de texto en la pantalla de inicio.
Lo enviaba Gregor:
<<Gracias por éste día, muñeca>>.
Resignada y entornando los ojos, guardó el móvil en su cartera. Miró a su alrededor y tomó el café que le habían colocado sobre la mesa. Definitivamente debía poner un fin a todo esto o las consecuencias serían inevitables.
En aquel momento la puerta se abrió. Y entró su padre.
<<El Señor Jefe había llegado>>.
—Bienvenidos mis queridos compañeros —dijo efusivamente mientras tomaba asiento—. Hoy en ésta importante reunión que cuyo propósito es consolidar las relaciones entre nuestros trabajadores que hoy nos acompañan...
El respeto era innegable. Nadie respondió y sin embargo todos le miraban con aprehensión sin siquiera atreverse a interrumpir.
Alissa miró a su padre a la cara y éste le devolvió una sonrisa de complicidad. No hubo palabra alguna, la estratificación se cumplía en aquel lugar y Leonard Maddison tenía sus propias reglas las cuales se mantenían a como de lugar.
Con estrecho interés comenzó a saludar uno por uno mientras Alissa observaba la escena amargada por el fuerte apetito que la consumía.
Aquella reunión tenía como fin determinar de una vez por todas un ajuste salarial a los empleados cuya labor comprendía entre el mantenimiento y la fabricación de las maquinarias que usaban para la construcción de viviendas de la ciudad. Era un gremio de pocas personas pero de inmenso valor en la empresa.
Un joven de tez morena, que tras presentarse como Julián Púlveda, sugirió ciertos parámetros para el beneficio de sus compañeros, concretó en qué lo importante era que todos tuvieran ciertos privilegios que hasta ahora parecían no tener como las horas extras nocturnas que debían, según el, pagarse el doble.
Leonard escuchaba inexpresivo detrás de sus gafas de aumento las cuales utilizaba en momentos de sumo interés.
Su rostro se parecía al de un ave rapaz. Podía fulminarte y dejarte estático con solo mirarte. No obstante, su buen humor y su altruismo innato pareció no opacar los argumentos de todo el personal presente aquella mañana.
Al final, concluyeron en que sí era importante el aumento de sueldo y aunado a ésto, ciertos acuerdos que convergían en un beneficio ambiguo.
El acuerdo fue unánime y luego de unos cuantos minutos, finalizó la reunión.El aburrimiento consumía a Alissa que anotaba todo los puntos acordados mientras su estómago rugía sin piedad. Fue en ese instante cuando el teléfono de Leonard comenzó a sonar y éste contestó.
—Oh, claro, ya hemos terminado. Adelante.
Lo descolgó y lo colocó sobre la mesa. A los pocos segundos, nuevamente la puerta se abrió y dos hombres entraron.
Alissa Maddison giró la cabeza y cuando su mirada se encontró con uno de los recién llegados, su mente dio un vuelco.
No había recordado el dolor de su pecho hasta que el hombre que se posaba cerca de ella, le rememoró la escena que había transcurrido minutos antes en la entrada principal del Complejo. No podía olvidar un hombre tan hermoso y a la vez enigmático. Sus miradas por un momento se cruzaron.
Y entonces en su cabeza un clip resonó. No lo sabía en aquel momento pero aquella mirada le erizó todos los sentidos de una manera increíble.
No pudo evitarlo porque ya era demasiado tarde, pero se excitó mientras se imaginaba a ese hombre haciéndola suya allí mismo.
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Secretos de una ninfómana 🔞 (Completo)✅ (En físico) 😍
Lãng mạn🔥 Secretos de una ninfómana, es la historia de pasión y lujuria entre Alissa Maddison y Albert Colt. Dos seres con vidas sumamente distintas pero destinadas a un sólo fin: hacer que el infierno arda más que nunca. El deseo carnal que surge entre e...