Capítulo 36: Encuentro fortuito

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El mundo se le vino abajo.

Una dolorosa sensación se incrementó en el pecho de Alissa y rápidamente este le alcanzó todo su cuerpo para sumirla en un abismo ilimitado que por poco la hacía derrumbarse. Cuando la mujer se abalanzó sobre Albert y le asestó un cálido beso, ella pudo notar como su mundo giró sobre su propio eje y entonces atrapada entre la confusión y la sorpresa, sintió como cayó de golpe en el sólido vacío.

No pudo seguir mirando la escena porque estaba muy cerca de la puerta de su auto y la madre de Albert, cuyo nombre había olvidado en aquel sombrío momento, le observó con expresión entornada.

Confundida, abrumada y sintiéndose muy estúpida, Alissa Maddison se introdujo en el vehículo y lo encendió con furia. Sus manos temblaban mientras sujetaba el volante, y cuando pisó el acelerador con vigor pudo notar que Albert salía corriendo hacia donde yacía ella unos segundos antes. El chirrido del neumático se elevó por la densa oscuridad y con la presión aún carcomiéndole su pecho, no pudo reprimir las lágrimas y fue en aquel momento después de tantos años, que comenzó a llorar.

Era una mujer muy fuerte pero con un carácter un tanto volátil. Podía sentir tristezas y alegrías como toda persona cuerda pero jamás se había sentido así…

Afligida.

Utilizada.

Herida.

Destruida.

Había creído por un momento que eso jamás le iba a suceder. Había confiado ciegamente en un hombre del cual sentía mucha afinidad y más allá de todo pronóstico se había sentido por primera vez querida. Sin importar el placer y el deseo.

Sin importar nada más, salvo el amor.

Amor genuino y puro. Y entonces, cuando por fin creyó que había comenzado una nueva vida con alguien que la aceptaba por como era y le hacía sentirse segura y correspondida, le cortaron las alas.

La velocidad del vehículo fue aumentando considerablemente y al cabo de unos minutos después dejó atrás toda evidencia de aquel momento tan abrumador. La autopista apareció ante sí con la luna reflejada en lo alto como único testigo de su irreparable dolor.
Ella seguía llorando y no conseguía detener las lágrimas que caían inexorables por su rostro. Al fin y al cabo, se sentía mal y no quería tampoco esconder lo que era evidente.

Pero, a decir verdad… ¿Qué era lo evidente?

¿Qué habían visto sus ojos?

Una parte de su mente quería creer que su amado Albert no le había hecho ningún daño. Una parte muy recóndita de su cerebro le aconsejaba que había sido la mujer quién sin previo aviso lo besó y este no pudo hacer más que aceptar.

No.

Lo había visto muy bien.

No había cabida para otra cosa que la traición.

Él lo había recibido sin ninguna protesta. Y además, Norma (ya había recordado el nombre de la entrometida madre de Albert) estaba muy feliz por la escena que se había llevado a cabo ante sus ojos.

Maldijo por lo bajo y golpeó el volante.

Odiaba admitir que era una completa idiota y que aquello solo había sucedido por haber confiado en él. No lo pensó más porque su mente era una vorágine incesante de pensamientos irregulares. Así que tomó su celular y marcó a su primo Gregor como era de esperarse.

—¿Diga? ¿A… Alissa?

Su voz denotó confusión en la última palabra. Por supuesto, no esperaba la llamada de ella a tan altas horas de la noche y después de todo lo sucedido.

Secretos de una ninfómana 🔞 (Completo)✅ (En físico) 😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora