Capítulo 21

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Eres mi más, mi vida.

Christian Grey

Un movimiento brusco me despierta, en la neblina del sueño instintivamente aferro a mis brazos a mi nena. Sus sollozos me despiertan por competo y me doy cuenta tiene una pesadilla.

—James... Christian.... —Intenta salir de mis brazos.

—Nena, despierta. —Le digo al oído.

—Christian no puede tener tú mismo destino. — La muevo con suavidad.

—No pasara, Anastasia. Despierta, por favor. Nena.

Abre sus hermosos ojos azules desorientados, mirando toda la habitación. Su mirada se encuentra con la mía y en un rápido movimiento se lanza a mis brazos.

—Christian. —Su voz suena trémula.

Beso su cabello.

—Estoy aquí y contigo, mi diosa. —Tomo su rostro con ambas manos.

—Oh, Christian parecía tan real...

— Todo ha sido un mal sueño. —Limpio sus lágrimas con mis pulgares.

Me mira sin poder creer que este a su lado.

—Te perdí. —Solloza.

—No lo has hecho, nena. Tócame.

Sin esperar más tiempo sus labios se apoderan de los míos con esa necesidad que solo puede llevar el miedo. Me aferro en ellos sintiendo el mismo miedo por tener esa posibilidad que todo no saliera como estaba previsto.

—Estamos juntos. —Digo colocando mi frente a la suya. —Hasta el final. —Beso su nariz.

—No lo puedo permitir. —Solloza. —No puedo... Si estamos juntos él te lastimara y yo no podre soportarlo.

Cierro los ojos posando mis labios en su frente, tratando de clamar esa inquietud ante sus palabras. Teniendo la certeza que aquel mensaje fue más fuerte de lo que podría ella enfrentar.

Te el control de todo, Grey. Uso esas palabras como una mantra para hacerle entender que nada nos pasara.

—Nena, no puedes dejar que jueguen con tus emociones. — Siénteme.

Mi mano se apodera de su nuca haciendo que mis labios devoren los suyos en un beso más intenso, rindiéndose a esa necesidad que ambos sentimos. Demostrándole que nadie podrá amarla como lo hago. Reclamo todo de ella sintiendo como nuestros pulmones exigen el oxígeno que ambos negamos otórgales. Nos separamos sin fuerzas por la falta de aire.

—Tu no, tú no. — Niega.

— Respira, nena. Eso no te hace bien.

—No entiendes que esto no es un jugo y ese hombre está dispuesto a todo.

—Anastasia.

Se aleja de mis brazos dejándome un frio que no puedo soportar.

—Regresaré a Londres con mis padres. —Dice en medio del llanto.

—No. Eso no lo permitiré. Nadie los alejara de mí. —La vuelvo a colocar en mi regazo. —Te quedarás conmigo, Anastasia.

—Christian, te amo más que a nada y moriría si te pierdo.

—Te amo con la misma intensidad, Anastasia. Nunca pondría en riesgo lo que más amo, pero es momento de estar unidos. —Delineo su labio inferior con mi pulgar. —Si te vas me sentiré perdido.

—Lo sé, porque estaría igual. —Besa mi pulgar. —Pero el miedo está latente.

—Sabíamos que podría pasar algo así y dijiste que confiabas en mí. ¿Ya no lo haces?

Amarla Por Un Millón de Años (2 T ERE) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora