Amarla Por Un Millón de Años (2 T ERE) Sin editar

Capítulo 29

El miedo siempre está presente.

Christian Grey

Los días transcurren con lentitud y la terquedad de Grace y Anastasia por permanecer unos días más en el hospital hasta que esté completamente restablecido me tienen de mal humor.

—Christian lo que te paso fue algo muy serio y debemos estar seguros que no tendremos complicaciones.

Las palabras de mi nena golpean mi mente una y otra vez.

—Estuve a punto de perderte, Christian.

Solo accedí por no preocupar y ver llorar más a Anastasia, pero esta semana en este lugar me tiene frustrado al saberme limitado en ese control que siempre he mantenido y eso me enoja.

—Christian, pensé que no volvería a verte y nuestro hijo crecería sin ti, por favor.

Respiro profundo, buscando serenarme y sacar de mi mente estos recuerdos. Debo pensar en mi nena y mi hijo, dejar que las cosas transcurran y borrar esa preocupación y ese miedo veo reflejados en su hermoso rostro e intento calmar mi humor frente a ella y mis ganas de mandar a todos a la porra.

Concéntrate, Grey.

Pero todo se fue a la porra cuando ayer mi nena desmayó. El pánico me invadió al punto de levantarme y correr hacia ella. Su piel pálida y manos frías me asustaron mucho, pero gracias a Dios todo fue producto del cansancio.

Por ello, le insistí para que hoy se quedara en casa por unas horas para que descanse y hable con Carla y Amanda para que cuidaran de ella, mientras Taylor y Ryan cuidan de mí.

Anastasia es mi fuerza y si ella cae, las sombras me atraparan.

La necesito a mi lado.

Ella debe estar bien y yo debo de estar cuidándola y no aquí encerrado en estas cuatro paredes. Mi mirada se centra en la lluvia golpe con fuerza los ventanales trayendo consigo esa sensación de inquietud.

Recargo la cabeza en la almohada y cierro los ojos para alejar la inquietud que me embarga, pero el recuerdo como su risa sabiéndose vencedora al ver la imagen de mi nena manchada de sangre con su vestida de blanco y su rostro pálido no me deja descansar.

—Te dije que nunca serias feliz mientras esté viva, Christian Grey.

Caigo de rodillas a su lado tratando de luchar con mi miedo a perderla.

—Nena, despierta. —Mi voz suena tan lejana.

—Hemos perdido los dos, Christian. Me quitaste a Jack y yo a tu Anastasia. —Ríe con fuerza.

Mis manos tiemblan cuando las veo cubiertas por su sangre.

—No me dejes, por favor.

Abro los ojos sobresaltado por la pesadilla que ha llegado en tan solo unos instantes. Por más que intento apartarlas y conciliar el sueño se cuelan. Paso las manos por mi rostro borrando los estragos de ese mal sueño.

Céntrate, Grey.

Busco mi móvil para llamar a Gail o a Carla para saber cómo está mi nena, pero el sonido de la puerta me distrae al ver a la doctora acompañada con la fastidiosa enfermera.

—Señor Grey, puedo ver que no ha seguido las recomendaciones. —Me reprende al verme con el móvil en la mano.

Respiro hondo.

—Es algo complicado cuando se tiene obligaciones y responsabilidades. —Se acerca colocándose los guantes.

—Debe tratar de descansar y dejar la tensión que tiene su cuerpo. —Revisando mi herida. —Ayer se le abrió un punto y no queremos que eso ocurra otra vez.