Capítulo 3

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Sorpresas desagradables

Anastasia Steele

Christian está con un genio que ni él se aguanta y puedo entender que todas las complicaciones que ha tenido por las recientes amenazas, las pesadillas que me han acompañado todos los días y sumamos el cumulo de trabajo.

Despierto llorando, gritando su nombre y cuando lo veo a mi lado no hago otra cosa que lanzarme en sus brazos para llorar de manera desgarradora abrazándolo fuerte teniendo que pueda desaparecer de mi lado.

Esa pesadilla de ver a Christian tendido en el frío suelo con un disparo en su pecho me persigue en cada momento. ¿Por qué no puedo olvidar esa parte de mi pasado? Christian no es James y aun así, sigo trayendo al presente todo lo ocurrido.

Estamos desayunado, mientras Christian lee el periódico. Simulando una tranquilad que no posee y lo puedo notar al como su cuerpo se tensa y como los músculos de su rostro se contraen.

— ¿Deseas más café? — Le digo tratando para captar su atención.

—Estoy bien así, nena. —Dice sin levantar la mirada.

El ambiente es más incómodo y todo esto es debido al constante accedió de la prensa sobre nuestra relación, ese temperamento tal volátil que ha demostrado que son parte de su manera controlador y posesiva.

Al igual esos los celos que se disparan al descubrir que alguien hombre me mira más de lo debido. Provocando que salga ese «Monstruo » que dice que lleva en su interior.

— ¿Podrías de dejar de hacer eso? — Solicito para terminar con este incomodo silencio.

Voltea su rostro con una de sus hermosas cejas levantadas y su mirada penetrante.

— ¿Qué sería, señorita Steele? —Pregunta sin apartar sus ojos plomo de los míos.

—Los gestos que haces con los labios y el sonido. Esos gestos los hace un niño cuando hace un berrinche. —Digo, poniendo los ojos en blanco.

—Cuidado Anastasia. —Su voz suena tan sensual que, hace que mis mejillas se sonrojen. —Puedo ponerte sobre mis rodillas en este instante y te puedo demostrar que tan niño puedo ser. —Advierte con los ojos oscuros por el deseo y por algo que no sabría identificar.

Bufo tratando de alejar esa corriente eléctrica que se ha instalado en mi bajo vientre.

— ¿Lo deseas, Anastasia? —Sonríe de esa manera que moja mis bragas.

Cuando voy a responderle aparece la sombra que no me ha dejado ni siquiera leer un libro en santa paz en la biblioteca de esta torre de marfil que se ha convertido en mi cárcel.

—Disculpe, señor ha llegado este paquete para la señorita Steele. —Dice Prescott, frunzo el ceño por ese extraño paquete que lleva en las manos.

— ¿Quién lo ha enviado? —Pregunta Christian levantándose.

—Jacob informó que lo dejaron en el Lobby. —Responde con voz firme.

Frunciendo el ceño.

—Prescott, el protocolo es que antes de llegar algún documento o paquete a nosotros tiene que estar revisado. —Gruñe Christian, pasándose las manos por su cabello.

—Tengo conocimiento de ello, señor Grey. —Responde Prescott.

Le dedico una mirada de disculpa por la exageración de mi obseso del control.

—Entonces, lo ha revidado, Prescott. —Le digo a Christian.

Antes de que diga algo más tomo el paquete y camino para colocarla en la isleta de la cocina, sintiendo la mirada de Christian.

Amarla Por Un Millón de Años (2 T ERE) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora