Capítulo I

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Pesadillas.

Anastasia Steele 

Un calor sofocante me despierta, trato de moverme pero me siento atrapada. Abro los ojos y parpadeo varias veces para acostumbrarme a la luz mi primera imagen es unos ojos grises mirándome fijamente con picardía.

—Señor Grey, ¿Que lo tiene desvelado? —Pregunto, sabiendo que no ha dormido en toda la noche.

Lo digo de una manera coqueta para la expresión de preocupación en su rostro.

—Me encanta contemplarla mientras está dormida, señorita Steele. —Dice con una sonrisa que no le llega a los ojos.

Tratando de aligerar y disimular lo que en realidad lo tiene así, los fantasmas que lo atormentan.

Me remuevo en sus brazos para quedar a pocos centímetros de su rostro.

—Me encanta que le encante hacer eso. —Digo, acaricio su rostro y cierra los ojos disfrutando de mi caricia y puedo notar como su cuerpo empieza a relajarse.

—¿Sabía que se ve más bella de lo que es cuando está durmiendo? Pero se ve más preciosa cuando le doy placer. —Me guiña el ojo mientas frota su dura erección en mi sexo haciendo que responda.

—Sí. Jadeo. —Sintiendo como todas las sensaciones exquisitas se apoderan de mi cuerpo.

Llevando mis manos a sus hombros.

—Esa era la respuesta que esperaba escuchar. —Dice, subiéndose sobre mí y con sus piernas separa las mías. —Quiero que toda esta habitación sepa que tanto placer le da este Dios Griego a la Diosa que tengo bajo mi piel. —Su voz es más ronca.

Baja su cabeza a mi cuello y sus labios se apoderan del de manera violenta enviándome descargas a mi entrepierna haciendo que mi sexo se humedezca más de lo que estaba.

Sus manos juegan con mis pechos, masajeando, pellizcando mis pezones haciéndome gritar de placer y moviendo mi pelvis para tenerlo más cerca de mí.

—Christian, por favor. —Gimo, al sentir como su boca experta me tiene al borde de la desesperación.

—¿Qué quieres Anastasia? —Pregunta, para luego apoderarse de mis pechos y succionarlo con fuerza, mordiéndolo duro haciéndome gritar y con su lengua calma la sensación de dolor para reemplazarla con todo el placer.

—Usted más que nadie sabes la repuesta. —Ahogo un jadeo al sentir sus dedos invadiendo mi interior.

Arqueo la espalda para hacer que sus de esos entre más profundo.

—Soy un hombre que le gusta que le digan lo que desean o esperan de mí. —Dice besando mi barbilla.

Ese es el Christian que me gusta ver.

El juguetón.

—Te quiero dentro de mí, Christian, llenándome por completo. —Muevo mis caderas.

—Impaciente señorita Steele. —Ríe, para luego entrar en mi haciéndome en lo que en.

—¡Oh, sí! —Siento como todo mi cuerpo se siente complacido por sentirlo una vez más.

—Es más que exquisita, nena. Esto será lento y quiero que mañana recuerdes a cada momento que he estado ahí y que eres completamente mía.

Sus movimientos son toda una deliciosa tortura y hace que todo mi cuerpo se estremezca, su cuerpo experimenta las mismas sensaciones que estoy sintiendo y lo está llevando más allá de su límite.

Amarla Por Un Millón de Años (2 T ERE) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora