Hacía frío, estaba nevando. Los copos de nieve golpeaban contra el cristal de la ventana, empañandolo. Había dormido desde temprano para evitar encontrarme con alguien, pero Kreacher vino a primera hora, tal y como le había ordenado y comenzó a retirar todos los recortes una vez se hubo asegurado que la temperatura de la habitación era la adecuada. Mientras yo aún remoloneaba entre las sábanas y le observaba cómo tomaba con cuidado cada trozo de periódico, le supliqué para que arreglara la ventana lo antes posible.
-Como la ama desee.
Me levanté dando algún que otro traspiés y me arreglé en el baño para bajar por primera vez. Como aún Kreacher intentaba solucionar el cierre de mi ventana y yo necesitaba una calada antes de ver la cara de más de uno de los invitados indeseables de mi casa, recurrí a la misma estrategia de la noche anterior y antes de lo esperado ya estaba en aquél alféizar de la habitación doble de la tercera planta mojando mi pantalón con la nieve que caía.
-Voy a tener que poner un hechizo en la puerta-dijo aquella voz que comenzaba a ser familiar a mi espalda- ¿Podrías cerrar la ventana? Hace frío.
-No la voy a cerrar, y ya sabes que entraré igualmente por muchos hechizos que hagas-dije soltando el humo y me giré- Oh, por Merlín, tápate.
Me había sonrojado y no podía evitarlo. El pelirrojo había entrado en la habitación vestido únicamente con una toalla liada en la cintura. Su pelo mojado aún goteaba, haciendo que las gotas recorrieran su abdomen marcado. Las pecas que bañaban su rostro parecían aún más bonitas a la luz del día y su sonrisa dejaba evidencia de que sabía perfectamente que reacción provocaba en las mujeres.
-Dado que es mi habitación, voy a decir que no tengo porqué taparme-dijo levantando las cejas.
-Creo que ya dejé claro, Fred Weasley, que ésta es mi casa.
-¿Estás segura de que no soy George?-preguntó con un tono seductor acercándose a mí
-No, no eres él-respondí segura- tu hermano me cae mejor-concluí apagando la colilla y levantándome del alféizar
-No has hablado con mi hermano-dijo frunciendo el ceño
-¿Estás seguro?-pregunté mordiéndome el labio inferior.
Me acerqué a él con cautela ante su silencio y pasé mi mano por su torso desnudo y mojado. Él se estremeció ante mi contacto e intentó tomarme por los hombros pero se arrepintió en el último segundo. Su respiración comenzaba a agitarse y sólo entonces retiré mi mano de su bajo abdomen.
-Te veo abajo-le susurré mirándole a los ojos
Salí de aquella habitación, no sin antes guiñarle un ojo y bajé las escaleras cruzándome con Kreacher en el pasillo.
-La ama Dené ya tiene arreglada la ventana, tal y como le pidió a Kreacher.
-Gracias Kreacher, ¿que hay para desayunar?
-Lo que la ama desee-dijo haciendo una reverencia en la cuál la punta de la nariz le rozaba el suelo.
-Bien. ¿Me acompañas abajo? Estoy deseando restregarle a mi tío en la cara lo buen elfo que eres conmigo.
Bajé las interminables escaleras hasta la cocina, dónde todos, salvo Fred, estaban reunidos alrededor de una mesa improvisada charlando animadamente.
Cuando fueron conscientes de mi presencia acallaron de golpe y me miraron. Yo, totalmente orgullosa como para ser la primera en hablar, seguí a Kreacher hasta el fogón dónde comenzó a prepararme el desayuno que habíamos acordado en nuestro paseo hasta la cocina.
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La última de los Black • || Libro 1 • FRED WEASLEY ||
FanfictionDenébola Black es la hija resultante del encuentro apasionado entre Regulus Black y Juliet Greengrass, dos Slytherin fieles al Señor Oscuro. Con la repentina muerte de Regulus, Juliet abandona sus creencias por la supervivencia de su hija. Diecisé...