No me gustaba la imagen que me devolvía el espejo. Había cambiado tanto en el último año que ya no parecía yo misma.Estaba más delgada. Tanto que mis clavículas se apreciaban demasiado, y ya no me gustaba el absurdo tinte que me había puesto en un arrebato de rebeldía. Pero no estaba del todo segura, y mucho menos convencida, de la efectividad del hechizo de transformación que estaba a punto de aplicarme a mi misma.
Con el libro que mi prima Tonks me mandó hace una semana vía lechuza bajo mi petición abierto por la página número cincuenta y seis, releía por quinta vez los pasos para no acabar en la enfermería una noche tan señala. Y es que, al fin, hoy celebraríamos la fiesta anual de Slytherin después de posponerla durante varios semanas sin motivo aparente salvo mi gran apatía.
Pero tras la incursión de esta tarde a Hogsmeade por el pasadizo de la bruja tuerta que me mostró Harry para conseguir las bebidas y la invitación generalizada que se había ofrecido, no había vuelta atrás.
--Uno, dos, tres--conté para animarme y lancé el hechizo
Mi melena, al momento, se entornó del negro característico de los Black y creció hasta mi media espalda descubierta.
Cerré el libro de golpe y lo guardé a buen recaudo en mi baúl. Me miré una última vez en el espejo, sólo que ésta vez exclusivamente para alistar mi vestido antes de salir por la puerta. Plata, con escote pronunciado tanto delante como atrás, podría decirse que era más bien un trozo de tela que cubría lo imprescindible más que un vestido.
Siempre me había sentido cómoda vistiendo prendas así. Sensuales, sugerentes, pero hoy algo me frenaba.
Dude unos minutos. Definitivamente sí iba provocando y me hizo temer otra posible situación como la de la noche de la cena de navidad de Slughorn. Pero negué con la cabeza para eliminar ese pensamiento de mi mente.
No era culpa mía.
Me di un último vistazo y salí. No me gustaba llegar pronto a los sitios, menos a las fiestas, pero ésta vez no tenía remedio.
Tras la entrada de la mazmorra oculta se encontraba la que sería, sin duda alguna, la mejor fiesta de Slytherin de los últimos años y es que, en gran parte gracias a mí, los de último año habíamos hecho gala de el buen gusto y arte para la diversión.
A mi tercera copa de whisky de fuego, el lugar ya estaba repleto de alumnos bailando al ritmo de la música más movida de la última década y bebiendo el más puro alcohol de buena marca.
--Black--me saludó con voz seductora un chica de Slytherin dos años menor que yo
--Carter--respondí del mismo modo
--¿Gustas a bailar conmigo?--preguntó apoyando su mano en mi hombro
Un leve cosquilleo recorrió mi espalda.
--Será...un placer
El centro de la pista era un hervidero. El calor era sofocante y las luces de color verde que centelleaban conseguían alocar los sentidos. Varias parejas bailaban bien pegadas empujándome una y otra vez contra Diane Carter, haciéndome sentir su piel contra la mía, erizándola por completo.
Mi libido estaba por las nubes y, por como Diane se mordía el labio inferior mientras movía su cuerpo al ritmo de mis caderas, podía jurar que la de ella también.
Haciendo gala de mis encantos, giré para pegar bien mi trasero a la chica y noté como sus manos se afianzaban en mi cintura, bajando hacia el suelo en un erótico baile al ritmo que yo marcaba.
Podía oír los silbidos de algunos chicos a nuestro alrededor por encima de la música, como si mi gran espectáculo estuviese dirigido a ellos y no fuese una forma de alimentar nuestras ganas de tenernos más cerca.
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La última de los Black • || Libro 1 • FRED WEASLEY ||
FanfictionDenébola Black es la hija resultante del encuentro apasionado entre Regulus Black y Juliet Greengrass, dos Slytherin fieles al Señor Oscuro. Con la repentina muerte de Regulus, Juliet abandona sus creencias por la supervivencia de su hija. Diecisé...