Capítulo 08 ~ Los castigos de Dolores Jane Umbridge

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El despacho de la profesora Umbridge rozaba lo patético. Era algo más que obvio de que le gustaban los gatos, y con el rosa llevado a una obsesión, hasta el borde de los platos de porcelana decorativos de la pared adquirían esa tonalidad. Y maullaban. Maullaban, por amor a Merlín.

--Siéntese por favor, Señorita Black--sugirió la profesora señalando la silla frente a su escritorio y soltando su taza de té rosado--Como verá, tiene delante usted un trozo de pergamino y una pluma. Deberá escribir "no debo gritar por los pasillos". Puede empezar.

--¿Y la tinta?--pregunté

--No le hará falta. Verá la pluma es... especial--canturreó

--¿Cuántas veces?

--Digamos que con una será suficiente

Completó la frase con una absurda risita y volvió a tomar su taza de té.

Sin duda, era el castigo más sencillo que había tenido en mi vida, por lo que no iba a protestar por si lo agravaba.

Cogí la pluma y la acerqué al papel. Comencé a escribir sin problemas a pesar de carecer de tinta, pero enseguida comprobé dónde estaba la verdadera finalidad del castigo.

Como si estuvieran cortando mi mano izquierda, comencé a sangrar al ritmo que escribía la frase y mi respiración comenzaba a agitarse de forma nerviosa.

Miré hacía mi mano y vi en ella las palabras "no debo gritar".

--¿Sucede algo señorita Black?--preguntó la profesora

--N..No, profesora.

--Continue, por favor

Seguí escribiendo las tres palabras que me faltaban ahogando un grito en lo más profundo de mi garganta. Las lágrimas amenazaban con salir pero no iba a darle esa satisfacción al sapo rosa.

Por suerte, mi letra era pequeña y por lo tanto los cortes también.

--¿Listo?--preguntó y yo asentí-- Estupendo. Puede retirarse--comencé a levantarme y volvió a hablar-- Y Señorita Black, que no vuelva a repetirse.

Dejándola con una sonrisa de satisfacción ante la tortura cometida, salí de su despacho y corrí hasta el séptimo piso dónde debía encontrarme con Ginny. Ya tendría tiempo de ir a la enfermería cuando recuperara mi bolsa.

Llegué frente al tapiz a las siete menos diez, algo tarde, por lo que Ginny ya me estaba esperando.

--Por fin llegas. ¿Qué te ha pasado en la mano?--preguntó preocupada viendo como sangraba

--El castigo con Umbridge--dije encogiéndome de hombros.

La pelirroja tomó un pañuelo de tela de su bolsillo y me lo ató en la mano.

--¿Estás bien? ¿Te duele?--se interesó

--Estoy bien. ¿Para qué querías verme?

--Vale. Esto puede sonarte raro pero... Tenemos una especie de grupo de estudio, ya que no aprendemos nada en clase y pensé... pensé que te gustaría participar--dijo la pelirroja mientras andaba de un lado a otro.

--Yo no sé Ginny, la verdad es que tengo muchas cosas que...

Me callé al ver como ante nosotras aparecía una puerta.

--Eso no estaba ahí hace un segundo--dije en un susurro

--Vamos, ya deben haber empezado--dijo tirando de mi mano no herida para entrar conmigo

Entramos en una sala bastante amplia que jamás había visto y que estaba ocupada por más de una veintena de estudiantes hablando entre sí, riéndo despreocupados, Gryffindor en su mayoría.

La última de los Black • || Libro 1 • FRED WEASLEY ||  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora