Capítulo 23 ~ El palito de dos rayas

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El sonido del claxon de los automóviles que recorrían Northumberland Avenue eran la única melodía que escuchaba cada día desde que me encerraron en este viejo apartamento con Kreacher.

De todas las posibles ubicaciones seguras en todo Reino Unido, el apartamento que mi padre creyó adecuado para ocultarnos a mi madre y a mí del señor tenebroso en la primera guerra fue una concurrida avenida del Londres muggles que apenas estaba a cinco minutos del Caldero Chorreante.

Ravenclaw jamás hubiese sido su casa.

Pero he de reconocer que era bastante seguro, al menos, desde que el Señor Weasley lo preparó y alistó para mí colocando preventivamente un encantamiento fidelio cuyo guardián de los secretos era mi prima.

Me sentía inútil, prescindible y, sobretodo, sola. Salvo la compañía de Kreacher y en ocasiones contadas mi prima, nadie había venido a verme a pesar de que todo aquel que me importaba sabía su ubicación.

Desde hacía días que veía el sol alzarse entre los edificios y para volver a ocultarse tras ellos desde un sillón que había colocado junto al gran ventanal del salón. Pero hoy, especialmente, parecía ir a cámara lenta.

--¿Estás segura?

--Completamente.

--¿Esto es fiable?

--Al noventa y nueve por ciento según el prospecto.

--Y... ¿qué... qué vas a hacer?

--¿Cómo que qué voy a hacer? Seguir aquí encerrada--dije puntualizando algo obvio para así evitar el tema

--Sabes a que me refiero. Deberías decírselo.

--¿De qué me serviría eso?

--Sabes que tiene derecho a saberlo--susurró incrédula de mi actitud

--No, no lo tiene. Y tú tampoco vas a contarlo.

--Acabará sabiéndolo de igual forma.

--Para entonces ya no importará.

--¿Crees que no tendrá dudas? Hará cálculos, Dené. Lo adivinará.

--Es mi palabra contra la suya.

--No seas cabezota, Dené.

--Déjalo ya, Tonks. No lo va a saber. No quiero volver a verle. No quiero...--acallé aguantando un sollozo-- No se despidió de mí. Ni me miró. A pesar de saber que podía no volver a verme.

--¿Y tú? ¿Te despediste de él? ¿Te acercaste a decirle "me voy"?

--¿Qué quieres decir?

--Que huiste, Dené. Que aprovechaste la reunión con Draco para volver a huir--dijo muy seria y negó con la cabeza-- No me malinterpretes. Te quiero y siempre te apoyaré. En esto y en todo. Pero... te conozco, Dené. Sé que no quieres volver a abrirle tu corazón a pesar de que ya es el dueño.

Guardé un minuto de silencio en el que no miré a mi prima por más que ella buscaba conectar nuestras miradas. Pero yo no quería hablar de ello, yo sólo quería seguir viendo la trayectoria del sol a través de la ventana.

--Sabes que tengo razón, Dené.

Negué bruscamente y volví a tomar aquél artefacto muggle que mi prima había adquirido para mí esa mañana en la farmacia de la calle de al lado.

Dos rayitas. Una de color bastante fuerte, la segunda algo más tenue.

Positivo.

--Habla conmigo. No puedes quedarte callada. ¡Vamos Dené! Reacciona.

La última de los Black • || Libro 1 • FRED WEASLEY ||  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora