Divisando a Kyle, Terrence se flexionó para quedar en cuclillas y a la altura del pequeño para hablarle, en lo que con una de sus grandes manos limpiaba las lágrimas que rodaban en el rostro del niño.
— Kyle, ya no llores, hijo. Escúchame: hoy no quiero verte triste; además, no te preocupes mucho por el árbol, en la casa de la abuela Eleanor hay uno enorme y lo ha hecho poner exclusivamente para ti, sin olvidar claro, que está lleno de regalos y todos son para una sola persona. ¿No adivinas quién es?
El actor intentó que su hijo olvidara el mal momento pasado con la insoportable de su suegra y fue lo único que pudo improvisar.
Empero, y comprendiendo que sería difícil tarea en devolverle la alegría al niño porque éste no le veía a los ojos, sino que su mirada estaba perdida en la punta de su zapato, se le pediría nuevamente:
— Vamos, Kyle. No quiero verte así. Estabas muy contento hace unos momentos o... ¿acaso ya no te alegra que pasemos el día juntos?
El chiquillo finalmente levantó su pequeño rostro cuando escuchó el reproche de su padre; y sin sonreírle le diría:
— Tú sabes que sí. Pero, yo quiero —, calló sus propias palabras y Terrence lo entendió.
— Yo sé lo que quieres, hijo, y haré mi mejor esfuerzo para que tú seas feliz.
— ¡¿De verdad, papá?!
La carita del chico brilló ante la promesa del mayor; y éste se sintió mejor de ver la felicidad devuelta en su hijo porque él mismo sabía lo que esa promesa significaba; y gracias a que el niño le abrazaba, no vio el gesto serio de su padre que pensaba para sí...
— Es verdad, yo crecí sin mis padres y me hizo muy infeliz; y no quiero esa vida para ti, hijo, y tampoco seré yo quien te falle.
Acto seguido, el hombre se levantó; y tomando la pequeña mano de su hijo comenzaron a caminar para recorrer juntos el parque.
Metros más adelante, se detuvieron sobre un puente, y ahí, Kyle cuestionaba:
— ¿Y a qué lugar especial iremos hoy, papá? ¿Me llevarás al teatro? Porque me gustaría ir a ver a la tía Karen.
— Bueno, al teatro no podemos ir hoy porque sigue en remodelación; y la tía Karen se ha ido de vacaciones a la Florida. Pero le he dicho que pasando Año Nuevo, le iremos a visitar. ¿Te gustaría ir a conocer la playa?
Terry acarició una cabecita.
— ¡Sí! — expresó la feliz criatura que volvería a preguntar: — ¿Y mamá vendrá con nosotros, papá?
— Hijo, tu madre no puede venir porque está enferma.
El chico asintió con la cabeza, y siguió prestando atención:
— Pero si conseguimos autorización de su médico, ¡claro que la podemos llevar!
El actor hubo fingido golpeando ligeramente el mentoncito de su primogénito; y sabiendo salirse por la tangente, él concluía:
— También si ella quiere, ¿de acuerdo?
— Y si no quiere ir, no importa.
Fue la contestación derrotada del chico y haciendo la boquita de lado. Gesto que llamó la atención de su padre que indagaba:
— ¿Qué dijiste, Kyle?
— Que si no quiere venir con nosotros no importa — se repitió con firmeza e inteligencia. — Yo sé que hay algo raro entre tú y mamá, porque ya no vives con nosotros como antes. Y sé que lo que dice la abuela Greta no es cierto — hubo revelado el chiquillo conforme se subía a las barras de madera del puente y asomaba la cabeza por la barda.
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NAVIDAD SIN AMOR
FanficCorría el año 2009; año en el que empecé a formar parte del Mundo de Candy Candy. Terryfics, un yahoo grupo en aquel entonces, abrió una convocatoria en el que me animé a participar. Lo hice con un minific titulado NAVIDAD SIN AMOR que luego de habe...