Si Nos Dejan 31 Y 32

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**SI NOS DEJAN**

**CATA **

**Capítulo 31. Mis dos mujeres.**

Beatriz Mendoza Pinzón ya había llegado al mundo y según sus papás era la beba más bella de Colombia.

Aquella tarde, en el momento de entrar a la empresa, Betty había roto aguas y a partir de ese momento se precipitaron los acontecimientos. Michel desde su celular llamó a una ambulancia que llegó a los diez minutos escasos. Cuando llegaron al hospital ya había dilatado diez centímetros y la llevaron directamente a la sala de partos. Armando quiso estar presente en el nacimiento de su hija, pero las normas del hospital eran muy estrictas: el papá tenía que esperar fuera. Hizo falta la fuerza de Michel y de Nicolás para contener al impetuoso papá que, sin pensar en las consecuencias, ya se quería lanzar encima del enfermero que le impidió la entrada.

A.: ¿POR QUÉ NO ME DEJAN IR CON ELLA? –Gritó sin importarle el espectáculo que estaba dando.

Mi: ¡Ay, mijito, cálmese un poco! Mire que nos van a echar del hospital por muy papá que sea de la criatura.

Ni: Armando, tiene razón Michel. Intente tranquilizarse. ¿Quiere que le vaya a buscar una aromática?

Michel y Nicolás intentaban calmar a un nervioso Armando que no paraba de pasearse inquieto por toda la sala de espera. Pero todo fue inútil. Él no conseguía centrar su atención en nada. Sólo pensaba que su mujer y su hija lo necesitaban y que a él no lo dejaban estar a su lado protegiéndolas.

No había pasado ni una hora cuando una sonriente enfermera salió con un bebé en brazos, preguntando:

En: ¿Los familiares de la Sra. Mendoza?

Armado saltó como un resorte del asiento en el que hacía pocos segundos se había sentado y se acercó a ella. Tan nervioso estaba que no se percató que la enfermera llevaba un bebé en los brazos.

A.: ¡SOY YO! ¿CÓMO ESTÁ MI MUJER? ¿Y MI NIÑA?

En.: -Sonriendo - Su mujer está muy bien. En unos minutos la llevarán a la habitación y podrá verla. Y su niña está aún mejor. -Enseñándole la beba que llevaba en los brazos- Sr. Mendoza, le presento a su hija...

A.: - Mirando emocionado a la beba- ¡Beatriz, mi niña!

En.: ¿Quiere tomarla en brazos, Sr. Mendoza?

A.: Sí....No.... No sé.... ¿Cómo hago?

En.: -Sonriendo- Siéntese acá y yo se la pongo en los brazos.

Armando se sienta y la enfermera le pone a la niña en su regazo. Él se queda embobado mirándola con mucha ternura y en un susurro murmura:

A.: ¡Mi pequeña! ¡Tan linda como su mamá!

Michel, Nicolás y la enfermera contemplan enternecidos la escena.

Ni.: Armando, ¿no nos va a presentar a la niña?

A.: -Con orgullo- Mírela, Nicolás. Mire que hermosa es. ¡Tan chiquita y tan linda! ¿Verdad que es igualita a mi Betty?

Ni: -Con cara de escepticismo- Hombre, si quiere que le diga la verdad...

Mi.: -Interrumpiendo al “bruto” de Nicolás- ¡Ay Nicolás, no me diga que no es divina! ¡Igualita a su mamá... y a su papá!

Ni.: ¡Si usted lo dice...!

Armando no les para bolas. Sólo tiene ojos para su niña. Pero también está impaciente por ver a Betty y asegurarse de que ella está bien. Se dirige a la enfermera:

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