SI NOS DEJAN

Si Nos Dejan 19 Y 20

**SI NOS DEJAN **

**CATA **

**Capítulo 19. Por todos los días de mi vida (segunda parte)**

Habían decidido casarse inmediatamente después de que se cumplieran los seis meses que había dado de plazo la Junta Directiva para que Armando recuperara la empresa. No sabían qué iba a pasar cuando llegara ese día. Tampoco estaban seguros de querer continuar trabajando en Ecomoda en las condiciones actuales. Confiaban que para ese momento la empresa estuviese recuperada del todo y pudiera cesar el embargo de Terramoda. Entonces ellos serían libres y podrían decidir qué hacer.

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Ecomoda se iba recuperando. Las dos colecciones que se habían presentado durante esos cinco meses habían sido un rotundo éxito. Había que reconocer que Hugo se había esmerado y al mismo tiempo se habían puesto en práctica diversas estrategias que incrementaron considerablemente las ventas. La idea clave fue la creación de modelos para todo tipo de mujer y a unos precios más asequibles, aunque manteniendo la línea exclusiva de alta costura. Eso había casi duplicado los ingresos sin incrementar los gastos más que en un pequeño porcentaje. Si a ello se sumaba la venta de franquicias a países latinoamericanos que estaba empezando a dar sus primeros frutos, nos hallábamos sin duda ante una de las empresas más florecientes del momento y con unas perspectivas de futuro más que halagüeñas.

Aún faltaba un mes para que Armando pusiera su cargo de presidente a disposición de la junta directiva y ya habían liquidado con creces todas las deudas y se estaban empezando a obtener muy buenos beneficios. Roberto estaba muy satisfecho con la situación actual de la empresa. Como no confiaba del todo en Armando, había hecho venir un auditor externo que después de evaluar el estado financiero no pudo más que felicitar al equipo directivo por tan buena gestión económica.

Pero en ese momento para Betty y Armando más importante que la empresa eran los preparativos de su boda. Ninguno de los dos quería una gran ceremonia con cientos de invitados. Sólo los más allegados. La lista de invitados era de apenas 22 personas entre familiares y amigos y temían que muchas de ellas no asistirían.

Os preguntaréis que quienes eran esas 22 personas. Pues veréis, los papás de él y de ella, Nicolás y su mamá (Doña Eugenia), Camila Mendoza con su esposo y su hijo, Mario Calderón, Inesita, Fredy, Aura María y su hijo, las otras cuatro muchachas del cuartel, Antonio Sabater y su esposa Elisa, Catalina Ángel y Michel Doinell.

Pero tal y como temían, poco a poco la lista de invitados se fue reduciendo casi hasta la mitad... Primero fueron Sofía y Berta que se excusaron diciendo que no tenían con quién dejar a sus hijos... Más tarde Sandra y Mariana aludiendo a un compromiso familiar que nadie entendió muy bien... Don Roberto telefoneó a Armando cuando recibió la invitación (que su hijo le había ya anunciado por teléfono) para decirle que ese día él y Margarita tenían que estar en Londres “sin falta” para una revisión médica y que lamentándolo mucho no asistirían a la boda... También Doña Julia telefoneó a Betty. Aunque la buena mujer no estaba de acuerdo con esa boda, ella sí asistiría acompañada de Nicolás y de Doña Eugenia, pero Don Hermes no. No quiso decirle a su hija que cuando le dio la noticia a su marido éste la miró de arriba abajo y le contestó: “¿Qué se casa mi hija? ¿Qué hija, Julia? Usted sabe que yo no tengo ninguna hija.”

Y finalmente Camila Mendoza llamó a su hermano para decirle que lo sentía muchísimo pero que no iba a poder estar en Bogotá ese día porque tenían dificultades con la empresa de su marido y no podían ausentarse en esas fechas. Al parecer se trataba de un problema importante que requería la presencia de ambos. Ella conocía la situación que estaba viviendo su hermano y lo había apoyado desde la distancia, por lo que estaba realmente apenada de no poder asistir a la ceremonia. Prometió enviarles un regalo y les sugirió que la visitaran en Suiza durante su viaje de novios, ya que estaba deseando ver a su hermano y conocer a la mujer que lo había cambiado tanto.