Si Nos Dejan 34 Y 35

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**SI NOS DEJAN **

**CATA **

**Capítulo 34. ¿Cómo ha podido pasar eso?**

Una vez despierto, y en plenas facultades, Mario le daba vueltas a la cabeza y no conseguía dar crédito a lo que había escuchado. ¿Embarazada? ¿Su Cata estaba embarazada? Pero si ellos siempre se habían cuidado. Hermano, NO SIEMPRE. ¿Es que no se acuerda de aquella noche…? Pero no puede ser, sólo una vez y... diana... Sus pensamientos eran un caos. Porque... ¿será de él? Claro que es suyo, imbécil. ¡Cata no lo engañaría! ¿Y entonces por qué está tan rara? Cálmese, hermano. Acuérdese de lo que le dijo Armando. Primero escuchar y luego juzgar... En ese momento las únicas palabras que salieron de su boca fueron:

Ma.: ¿Cómo ha podido pasar eso?

Ca.: -Muy molesta por la respuesta de él le pregunta irónica- ¿Le tengo que explicar al doctor Calderón cómo se hacen los bebés?

Ma.: -Muy nervioso- Sí... digo... no... Quiero decir que....si siempre nos hemos cuidado... como es que....

Ca.: -Cada vez más enfadada- ¡NO SIEMPRE! Y usted lo sabe muy bien.

Mario no contesta enseguida. Durante unos segundos, que a ella se le hacen interminables, se queda pensativo. Está reflexionando sobre lo último que le ha dicho. “Entonces.... el bebé es suyo... Claro, si usted sabe que no podía ser de otro modo. Si Cata bebe los vientos por usted”. Una sonrisa boba se instala en sus labios y sus ojos brillan como nunca. “Calderón, va a ser papá... ¡¡PAPÁ!!” Pero de repente un sudor frío recorre todo su cuerpo. Le ha entrado pánico ante la responsabilidad que se le viene encima. “¡¡Yo no estoy preparado para ser papá!! ¡¡Qué voy a hacer yo con un bebé!!” Comienza a respirar con dificultad. Cata se preocupa al verlo tan pálido y sudando de ese modo. Se acerca a él y le toca la frente, le acaricia las mejillas... Él la mira a los ojos y en ese momento “siente” que lo más importante es que ella esté a su lado... “Juntos podemos hacer frente a cualquier dificultad. ¿Dificultad? ¿He dicho dificultad? ¿Acaso un hijo es una dificultad? No hermano, un hijo de mi Cata es... una bendición.” Con una sonrisa tierna y los ojos brillantes por la emoción, la mira fijamente y le dice:

Ma.: ¡Eso es maravilloso!

Cata de momento se queda totalmente descolocada. Todo lo esperaba menos esa respuesta de él. Cuando es capaz de asimilarla, le sonríe y le pregunta con ternura:

Ca.: ¿Estás... contento?

Ma.: ¿Sólo contento? Estoy FELIZ, FELIZ. -Y dándose cuenta de repente de muchas cosas- Mi amor, ¿es por eso que estabas tan preocupada la última semana?

Ca.: -Un poco avergonzada- Sí, es que, Mario, no sabía si tú....si a ti... te ilusionaría ser papá. Pensé que no querrías esa responsabilidad... Hace tiempo te oí decir que eso era complicarse la vida innecesariamente y yo creí... yo creí...

Ma.: -Mirándola con ternura y acariciándole el rostro con un dedo- Pues creyó mal, señora. Es verdad que yo antes pensaba así, no lo voy a negar. Pero desde hace poco menos de un año yo soy otra persona... y usted lo sabe Sra. Ángel. ¿O no se ha dado cuenta de lo que yo he cambiado desde que estamos juntos?

Ca.: Me he dado cuenta, Doctor Calderón. Y...cada día me doy más cuenta.

Y acercando su boca a la de él le regaló el beso más dulce que nunca le habían dado.

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Cuando salieron del restaurante se acordó de algo y marcó un número en su celular. Al otro lado de la línea le respondió un soñoliento Armando que se había quedado dormido después del almuerzo al lado de sus dos “mujeres”.

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