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Desperté, el frío golpeó mi cuerpo y logró hacerme estremecer, un día más en ésta cama, en ésta casa... en éste distrito.

El distrito doce era verdaderamente un lugar de mala muerte donde podías llegar a comer después de meses, ya estábamos acostumbrados y eso me hervía la sangre, nosotros, el pueblo, moría de hambre y eran capaces de matar por una uva mientras que todos en el capitolio vivían sus lujosas vidas, no, no es un secreto para nadie que esa gente es exageradamente excéntrica y a mi parecer, ridícula, seguramente no eran capaces de si quiera defenderse ante un perro.

Me levanté y fui directo a mi baúl de ropa, tomé unos jeans negros y una camisa de mangas cortas del mismo color, antes de salir de mi habitación tomé mi desgastada chaqueta negra, tenía que ser discreta de alguna forma o eso dijo Katniss, ella me pidió ir a cazar juntas, dijo que talvez así tendríamos más posibilidades de atrapar algo.

Salí encontrando a mi madre desayunando con mis dos hermanos pequeños, Rory y Harvey.

— Buenos días — saludé con sarcasmo a mi familia, mamá sabía que odiaba este día y que de buenos no tenían nada.

— Buenos días — saludó.

— ¿Cómo están éstos dos pequeños? — saludé agitando los rizos de los gemelos y ellos rieron, lo único que me mantenía tranquila era saber que ellos no tendrían que pasar por nada malo aún, aún tenían tiempo de entrenar.

Tomé un plato de la alacena y le puse avena, estaba fría.

Me senté a un lado del lugar donde debería estar papá pero aún no salía camino al trabajo, era muy temprano.

— ¿Estás lista para hoy? — preguntó con cautela mi madre.

— ¿Lista para ser elegida hacía el camino de una muerte segura o lista para escuchar a dos madres del distrito llorar por sus hijos? sí, creo que sí estoy lista — dije llevando una cucharada de avena a mi boca.

— Dios, Attwell, en primer lugar, que poca empatía tienes — dijo con su fulminante mirada y yo le sonreí — y en segundo lugar, no morirás, eres la persona más disciplinada de este distrito, tú decidiste practicar, sabes pelear, sabes cazar y- — no pudo terminar de hablar por el grito de una joven.

Ambas nos miramos y soltamos un sonoro suspiro sabiendo de quién era aquel alarido de horror... Prim.

Era su primer año en esto, es frustrante ver como son capaces de elegir a niños y niñas tan pequeños para ir al matadero, para pelear contra chicos que pueden ser lo doble que ellos tanto en fuerza cómo en tamaño.

— ¿Debería ir a ver que todo esté bien? — pregunté mirando la ventana.

— Deja que Katniss lo resuelva, es su hermana, sabrá que hacer — dijo mirándome con una sonrisa ladina y yo asentí — pero como te decía, eres la más capaz para ganar esos juegos, si es que te eligen, PANEM sabrá lo que es una verdadera ganadora — dijo con orgullo.

Para la edad que tengo me considero un tanto afortunada, nunca fui elegida para los juegos, nadie en este distrito es lo suficientemente capaz de ser tributo por voluntad propia, de eso me di cuenta en mi primera cosecha, ver la desesperación de la persona que eligieron es horrible, miraba a todos lados esperando que alguien tome su lugar o esperando morir ahí mismo, por ese motivo comencé a entrenar, no quiero morir, no por mi, si no por mi familia... me necesitan tanto como yo a ellos, no podía morir y dejarlos por su cuenta.

Katniss y yo practicamos arquería juntas cuando vamos a cazar, Gale me enseñó a luchar después de rogarle por casi una semana completa, ofrecíamos prácticas a los chicos del distrito pero nadie aceptó, por temor, incluyendo a el gran y maravilloso Seth DeRose, el chico de oro del distrito doce, tenía todo para seguir con los entrenamientos pero un día solo dejo de venír, Gale dice que si lo eligen se arrepentirá de mandarnos a la mierda.

POUR YOUR HEART OUT |1 - THE HUNGER GAMES -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora