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Mis ojos comenzaron a abrirse y tomé una fuerte calada del aire fresco que había a nuestro alrededor llenando mis pulmones de olores naturales y del olor de Seth, a pesar de estar algo sucio podía percibir su aroma tan característico.

Miré nuestras manos y estaban juntas, la gran mano de Seth cubría la mía con cariño y al mover mi mano alejándola de su tacto pude sentir como se movía así que lo miré.

— Hola — dije casi en un susurro.

— Wow... — sus manos tomaron mi mentón y la parte trasera de mi cabeza girándola solo un poco de manera delicada.

— ¿Qué? — le pregunté extrañada.

— Estás mucho mejor — estaba sorprendido y muy feliz.

Mi mano se dirigió a mi herida palpando la carne y no me dolió, estaba cicatrizando rápidamente, me senté en automático mirando las heridas de Seth.

— No puedo creerlo, mejoró — sonreí tocando delicadamente alrededor de la herida la cual ahora solo parecía un delgado hijo rojo en la piel pálida del rizado.

— Ya casi no siento nada — habló con emoción impregnada en su voz completamente sorprendido de la eficacia del medicamento.

— Iremos a casa, Seth — dije en voz baja dándome cuenta de lo cerca que estábamos de lograrlo — quizá, somos el único equipo — lo miré con esperanza.

— Iremos a casa al fin — susurró mirándome mientras yo le sonreía, ambos soltamos un jadeo de alivio y felicidad antes de abrazarnos fuertemente.

Una vez el abrazo terminó lo ayudé un poco más, hasta que el característico sonido de los paracaídas se presentó. Salí con cuidado tomando el paquete y regresé dentándome con Seth.

— ¿Qué es? — preguntó Seth mirando el paquete con curiosidad.

— Aún no lo sé, veamos — abrí la tapa metálica del paracaídas encontrándome con un pan, lo miré y se veía delicioso, tomé la nota que había en el paracaídas pero no decía más que:

  "11"

— ¿Once? — pregunté con dudas.

— Viene del distrito once — habló Seth seguro.

— ¿Qué? — lo miré mientras él seguía mirando el pan — ¿cómo lo sabes? — su mirada fue directamente hacia mis ojos.

— Los Mellark prácticamente me criaron, créeme, sé de panes — río un poco.

Asentí aún sin entender lo que decía y mucho menos cómo llegó ese pan a mis manos, por un instante creí que era para Tresh y que probablemente se habían equivocado.

— Bueno... tal vez deberíamos comer un poco antes de salir — tomó un trozo de pan y comenzó a comer antes de prácticamente gemir por el sabor.

— ¿Qué pasa? — reí mirándolo.

— Es el pan más delicioso del mundo, pruébalo — dijo y acercó el trozo a mi boca para que le diera un mordisco, los sabores en mi boca me hicieron repetir la acción de Seth y casi gemí de lo delicioso que era, fue como un orgasmo bucal.

— Bien... definitivamente es el mejor — sonreí.

Minutos después guardamos el resto del pan para más tarde y salimos de la cueva caminando por el lago.

POUR YOUR HEART OUT |1 - THE HUNGER GAMES -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora