🗝Ama De Llaves🗝

Llave 74

Entre estaciones, la misma vida sigue corriendo, así como también el tiempo no da tregua por más que ruegues a su retardo.

Es primavera, pero SeulGi puede sentirse un poco más cálida en su interior.

Al menos, con el hombre a su lado.

—Toca el timbre, por favor—pido observando la puerta de color blanco sólido.

Puede que incluso, entre los recuerdos de su pasado, donde MinHo sólo tocaba el timbre sin que ella se lo pidiera, y regresaran a ver a su hermano a pesar de la calurosa discusión que había tenido ella misma con sus padres, no evitaba sentirse nerviosa por su futuro.

Uno en donde ahora ya no existía ni MinHo, mucho menos TaeMin; O en cierta forma, ya no estaban influyendo en su vida como lo hicieron antes.

—¿Tao?—se detiene a observar al rubio cuando este no hizo lo pedido.

En cambio, este giro su rostro y sonrió con suavidad, tomando la mano de la chica con ternura: beso la delicada mano y la beso con lentitud.

Los ojos de SeulGi brillaron con sorpresa.

—¿Quieres intentar tu?

Pero a diferencia de MinHo, Tao era un hombre que le incitaba a hacer las cosas por sí misma, ayudándole a ya no temer de propias ideas o suposiciones.

Si no, de lo que ocurría en el momento, no lo que pasaría en el futuro.

MinHo la hizo sentir como un ser frágil y querido, adorado.

Pero ZiTao,

Ese hombre convertía las debilidades de SeulGi en fortalezas. La destreza que formaba en ella dentro de su trabajo, sería el mismo con el que se probaría en la vida, fuera de lo laboral material.

Todo sería puesto en práctica dentro de lo cotidiano, sentimental y conviviendo en experiencia.

Vivir el momento.

Pero al final, SeulGi no desistió.

Buscando el timbre pequeño de la puerta, la pelinegra no suelta la mano del rubio y toca el botón del lugar, sintiendo sus nervios a flor de piel, piensa que puede romper su quijada de tanto tiempo mantenerla tensa.

Pero el momento llega tan rápido como sus ganas de morir ahí, cuando la primera persona que abre la puerta no es nadie más que MinSeok.

—SeulGi...—Susurro sorprendido.

—Minnie...—sus ojos se enfocan en la mirada diferente del castaño.

Era una...

—Minnie ¿Quien llama a la...?

Y es como si la historia se repitiera; ambos hermanos sienten un escalofrío recorrer su espalda al sentir el mismo deja vú en su mente.

Pero a pesar de la sensación, un detalle puede cambiar el rumbo de las cosas.

Uno muy significativo para ambos.

JongDae no espero ninguna palabra para tomar de la muñeca a su hermana y estrecharla en su pecho.

Tao y MinSeok observan la hermosa escena de reconciliación de hermanos. Ambos necesitando del otro, siendo correspondidos y apretujados en los brazos del otro.

El amor era incondicional, eso lo sabían.

Entre lágrimas y sollozos bajitos, ambos se pidieron perdón.

Uno; por desconfiar de un futuro incierto.

Dos; por guardar el sentir del pasado sin desecharlo en el presente.