C12: Plegarias en el Templo

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Cuando lleguen a la parte de la canción, querrán reproducir el video de arriba, créanme ;)

...

Sentía mucho frío, y eso era absurdo considerando el lugar donde vivo. La sensación no desaparecía con el transcurrir de las pulsaciones y lejos de caer en la mentira de que se trataba de un sueño, poco a poco abría mis ojos. Al principio no distinguí más que un manchón oscuro para luego ir aclarándose el espacio a mi alrededor. Lo primero que noté fue una inmensidad azul llena de tonalidades nacaradas y amarillentas, aunque creí que eso no sería un color común, se me hizo hermoso de todas formas. También me di cuenta de que estaba como ¿levitando?...

¿Acaso me morí? ¿Llegué a la sucursal en el cielo?

No tuve oportunidad de hacerme más preguntas pues un cardumen pasó nadando delante de mí. Entonces lo entendí. No estaba levitando, ¡estaba flotando! Definitivamente, aún seguía debajo del mar. Me llevé las manos a la boca. ¿Cuánto tiempo tenía aquí? Quería moverme en derredor, pero pienso que de la impresión, olvidé mis clases de buceo. ¡Necesitaba ir a la superficie antes de que se me acabara el aire!

¡¿Y dónde chingados estaba Neptuno?!

Como si el mundo me oyera, justo en ese momento vislumbré la inconfundible cola de escamas arcoíris pasar rápido por mi periferia izquierda. Apenas giré el rostro hacia ese lado cuando mi amigo ya estaba de nuevo frente a mí, sonriendo tranquilamente como si no estuviera a punto de ahogarme. Puso su mano sobre las mías, haciendo ademán de querer retirarlas de mi rostro, a lo que yo me eché tantito para atrás y negué con la cabeza. ¡¿Estaba loco?! ¿No veía que ya se me estaba acabando mi reserva de oxígeno?

Neptuno hizo un gesto con las manos de "tranquilo" y después uno de "mírame". Todavía con el miedo apoderándose de mí, decidí confiar en él, pero mis manos no se movieron de su lugar de inmediato, quizá como instinto de supervivencia. Me dedicó una mirada de condescendencia que no agradecí, y se señaló las branquias en el cuello para luego señalar el mío. Confundido y sin descuidar mi punto focal, bajé una de mis manos ahí. Grité de la impresión, o bueno, eso pensé porque salieron pequeñas burbujas de mi boca. Tenía tres aberturas a cada lado de mi cuello que se abrían y cerraban igual que una escotilla de piel. Neptuno... ¡Neptuno me había dado branquias! ¿En qué momento...? Rápidamente comencé a examinar mi cuerpo. Suspiré con alivio al verificar que el resto de mí seguía intacto. Aunque no sabía si se podía suspirar bajo el agua.

Pasado el susto, le dirigí una expresión severa. Él solo se estaba carcajeando de mí y no conmigo, valga la aclaración. Burbujitas salían de su boca y su risa sonaba parecida al canto de un delfín, lo cual era material de lujo para devolverle el favor pero entre mis inseguridades sobre qué podía y no podía hacer inmerso en el mar y que me tomó fuerte de las manos y me dio varias vueltas, ya no pude cobrar mi pequeña venganza.

Ok, no sería una venganza, tampoco soy tan infantil. Únicamente me gustaría un poquito más de tacto cuando Neptuno hace sus cosas de sireno conmigo, ¡no puede culparme por asustarme o sorprenderme! No se supone que un día cualquiera despiertes con habilidades de Aquaman y lo asumas como si el entendimiento viniera incorporado cual chip.

Mientras yo debatía conmigo mismo, él siguió halándome de un lado a otro como en una clase de danza improvisada. Se le veía de verdad contento y ya no pude seguir en mi estado de confundido-molesto, parecería egoísta y que ignoraba su felicidad, cosa que no estaba en mí hacer... ultimadamente me sorprendí feliz por sus sonrisas varias veces. Le sonreí confiado de que no me ahogaría. Neptuno profundizó aún más su semblante alegre. Nadamos un rato alejándonos cada vez más de los destellos nacarados y cuando me di cuenta, estábamos saliendo a la superficie.

𝓜𝓲 𝓼𝓲𝓻𝓮𝓷𝓪 - ᴀʀɪꜱᴛᴇᴍᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora