La tarde pasó de forma lenta, demasiado para ellas. Alcina no se había separado de sus hijas en ningún momento y Akuma la había acompañado todo el tiempo. Incluso podía ver el cansancio en sus ojos al caer la noche.
-Acuestate, Bloody Mary.-dijo al ver como una sirvienta se llevaba la ropa nueva cubierta de sangre para lavarla. Alcina llevaba puesto un vestido negro de noche-. Debes estar cansada.
-Dice la que tiene dos heridas de disparo.-la menor se encogió de hombros.
-Soy humana, era inevitable recibir un disparo.
Lady Dimitrescu asintió y se acostó en la cama abrazando a sus tres hijas y se quedó pensando por un momento.
-Cuentame cosas.
-¿Cómo qué? ¿Un cuento tipo rizitos de oro y los tres ositos? ¿O mejor el de la gigante y las tres murcielaguitas?-rió antes de recibir un golpe de almohada-. Que agresiva eres cuando tienes sueño.-bufó apartando la almohada y fijando sus ojos en los ambarinos de ella.
-Que idiota eres. Cuentame sobre ti, cosas que no sepa.-pidió. Notó al instante la tensión de la menor y decidió especificar-. Cosas con las que te sientas cómoda. Como todo lo que me has enseñado hoy.-sonrió ladinamente-. Tengo demasiadas preguntas y sería más fácil que lo dijeras sin más.
-¿Si lo hago te dormiras?-Alcina asintió y se acurrucó en las mantas como una niña pequeña-. No tienes remedio, reina.
-¿Por qué me llamas así?-la menor sonrió y negó con la cabeza dándole un pequeño toque en la frente mientras se sentaba en la silla que había al lado de la cama.
-Una cosa a la vez.-se acomodó y empezó a pensar-. Veamos... Por donde puedo empezar...-golpeó levemente su cabeza con el respaldo de la silla-. No me gustan las armas de fuego.-Alcina levantó una ceja y volvió su vista a la pistola-. Dejame terminar. No me gustan, pero tengo que usarlas. Soy humana y sé que los combates a corta distancia no son lo mío. Por lo tanto, por mucho que aprecie las armas de filo no puedo utilizarlas.
-Eso es interesante. A Cassandra le gustaría oír eso.-dijo acariciando la cabeza de la nombrada.
-¿Ella es la torturadora y amante de las armas?-con su mirada de sorpresa tuvo que explicarse-. Se le nota.-Sky pegó un pequeño soplido llamando su atención-. Oh si, ahora la explico.
-¿Puedes hablar con ella?
-Entiendo lo que dice, nada más. Supongo que debería decirte lo que es. Sky es un guardian. Es una especie de criatura que puede disiparse como un fantasma y cambiar de tamaño. Cuando un guardian elige a su protegido siempre se mantendrá con él sin importar que.-explicó.
-Y ella te eligió a ti.-completó Lady Dimitrescu.
-Estaba sola por aquel entonces. La encontré en el bosque y la cuidé en mi casa. Descubrí lo que era porque hizo un pacto conmigo como guardiana. Madre Miranda me permitió quedarmela porque sabía que no tenía nada más y porque en aquella epoca vivía sola. Así que me quede con esta perrita inmortal.
-Se nota que haría cualquier cosa por ti. Es muy leal.-fijó su vista en Sky, la cual no dudo en darle un rápido lameton antes de volver a acostarse.
-Si...
-Pero te estas saltando una pregunta importante.-Akuma esperó a que hablara-. La ropa.
-¡Oh! Em... Yo...-titubeó y murmuró algo.
-Dilo más alto, quiero escucharlo.
-Quería hacerte un regalo, imbécil.-susurró de nuevo añadiendo esta vez el insulto. Alcina abrió más los ojos-. Es solo que... ¡Yo te...!-posó sus manos en su cabeza frustrada-. Olvidalo.
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Eres insufrible
FanfictionTodos conocen a los cuatro lords al mando de Miranda, pero lo que pocos saben es que existió una quinta. La joven de mal carácter tendrá que familiarizarse con su nuevo entorno y su nuevo puesto encontrándose con una piedra gigante en su camino, Alc...