Capítulo 5

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Siete años, ese era el tiempo que había pasado desde que ahora la conocida Lord Akuma Singuratic había aparecido ante su nueva familia.

Ahora la chica tenía veintidós años de edad y aún así seguía sin ser infectada con el cadou. Suponía que Madre Miranda esperaba al momento propicio para ello y tampoco la importaba.

Su actitud no había cambiado casi nada, seguía siendo la chica con gran carácter, pero ahora había demostrado a toda su familia su capacidad intelectual. Ya todos veían su utilidad sobre todo cuando había problemas en la villa en cuanto a doblegar a la población o cuando había alguna revolución e incluso con intrusos. No importaba el asunto, ni siquiera si era un problema como las estaciones y su afectación a los alrededores, siempre tenía un plan o ideaba una estrategia en cuestión de un par de minutos.

Se podría decir que lo único distinto en ella era que hablaba con total libertad con todos sus hermanos. Pero ella seguía siendo un misterio en si mismo, sobre todo para Lady Dimitrescu.

Alcina era incapaz de descifrar siquiera un pequeño detalle de ella. Y sus conversaciones tranquilas podían contarse con los dedos de una mano. Era con la que peor relación tenía.

Akuma se llevaba bien con Moreau, adoraba a Donna y la encantaba jugar con Heisenberg aunque llegaran a más. Pero tampoco soportaba a la mayor y eso siempre provocaba disputas entre ellas.

Miranda se había percatado de todo esto y aunque nunca llegaban a las manos temía que algún día todo se saliera de control. Ya la daban bastante igual las peleas con Heisenberg en cuanto se dio cuenta que eran a modo de juego pero lo de ellas estaba a otro nivel.

Aquel día tenían otra reunión sobre los acontecimientos con los nuevos experimentos de cada casa, aunque ese tema no le interesaba nada a la pelinegra. Pero la emoción llegaba a la hora de entrar y salir.

Para su desgracia, Alcina también estaba en la puerta pero la ignoró antes de abrir las puertas de golpe.

-Es que no eres capaz de...-empezó a decir la mayor siendo totalmente dejada de lado.

-¡Idiota!-gritó la más joven saltando hacia su hermano empujándole al otro lado-. ¡Buenos días, bobo!-rió al ver como caía del asiento y se quejaba por el golpe.

-¡Estupida, me diste una patada!

-Lo se, fue aposta.-rió apartándose antes de que la devolviera el golpe-. Estabas en mi sitio, no me puedes culpar.

-¡Y una mierda! Lo hiciste porque querías.

-Tsk tsk, me conoces muy bien. Eso lo hace aburrido.-se quejó sentándose en su verdadero lugar mientras Alcina les miraba de brazos cruzados.

Niños, eso son.

Decidió pasar de todo y sentarse mientras les veía pelear. A veces envidiaba la buena vibra que había entre ellos a pesar de sus peleas. Sus pensamientos se alejaron con la aparición de la figura que tanto esperaban.

-¡Hola Madre!-saludó la menor propinandole una patada a su hermano justo en la tripa mientras se inclinaba hacia ella.

-Mi querida Akuma, como sigas así no nos va a quedar nada de tu hermano.-sonrió levemente al verla.

-Es solo que vine de buen humor.

-¡¿Y lo tienes que pagar conmigo?!-gritó el contrario tomando aire.

-Exacto.-le sacó la lengua en forma de broma-. Ninguno ha sido capaz de entrar a nuestra base, lo tengo todo muy controlado, Madre Miranda.-habló con orgullo.

¿Nuestra base? ¿A qué se referirá?

-Me alegra de oír eso, ahora empecemos con la reunión.-dijo al ver al resto de sus hijos entrar.

Eres insufribleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora