Capítulo 17

1.2K 201 111
                                    

Después de aquella noche Alcina era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera esa chica de cabellos oscuros. Akuma había creado algo en ella y la había abierto la puerta hacia su interior aunque fuera por unos segundos. Y con ello la vampira estaba tan asombrada que era imposible olvidar lo que había podido sentir. Aquel mar revolucionado y tormentoso que la había transmitido con un par de notas y aquella confesión.

“Me violaron a los diez años.”

¿Qué clase de monstruo era capaz de algo así? Sobretodo con una niña.

Estaba decidida a hablar con ella, a sacar algo de esto pero no para saber más. Al contrario, quería ayudarla más que nada. Y ese mismo día lo conseguiría.

Su plan comenzó en cuanto la joven había salido de su despacho y se había sentado en uno de los sofás mientras sobaba su nuca con algo de dolor.

-¿Todo bien? Pareces algo molesta.-habló llamando su atención.

-Demasiadas horas frente a una pantalla en una postura como la mía no suele traer nada bueno.-gruñó-. Ya se me pasará.

-Puedo ayudarte con eso.-su voz llegó a sus oídos notando como su posicionaba detrás de ella. Sus grandes manos se colocaron sobre sus hombros y empezaron a masajearlos con delicadeza. Akuma soltó un suspiro de alivio al sentir un par de dedos subir por su nuca añadiendo muy poca presión para ayudarla a relajarse.

Es mi oportunidad.

-Te he notado algo distante estos días.-un gruñido fue la respuesta que recibió para que siguiera hablando-. Y sé que tiene que ver con lo que me dijiste.

-Te digo tantas cosas al día que me es difícil recordar a que te refieres.

-No te hagas la tonta.-escuchó como sus pulsaciones empezaban a subir-. No quiero obligarte, pero si no colaboras no podré hacer nada por ti.

-No debería importarte nada de eso, Alcina.-trató de levantarse solo para darse cuenta de que el masaje iba con dobles intenciones, puesto que la vampira había hecho fuerza para que se volviera a sentar-. ¡Sueltame ahora!

-No pienso hacerlo.-la menor volvió a gruñir dispuesta a golpear sus brazos-. ¡No te entiendo! ¡Me dejas saber cosas sobre ti y luego te vuelves a encerrar como si nada! ¡Dejame entenderte!-gritó sujetando ahora sus manos.

-¡¿Entenderme?!-algo hizo click en su cabeza haciendo que sus movimientos se frenaran. Su expresión cambió después de pensarlo y asintió con la cabeza-. Solo esta vez... Sientate.

Alcina no dudo en hacer lo dicho sin soltar sus manos, pero esta vez las agarraba con más cuidado y miraba sus ojos fijamente.

-Hablame de eso.-pidió fuera de toda demanda u orden. Akuma desvió la mirada y tragó duro.

-Pasó hace mucho tiempo atrás.-comenzó-. Mamá... Mi madre biológica y yo vivíamos solas, no preguntes sobre mi padre porque ni siquiera llegue a conocerle. Vivíamos aquí, en la villa, y un día entraron en nuestro hogar. Creímos que eran simples ladrones, que tomarían lo poco que teníamos y se irían pero... Pero no fue así.-sus manos empezaban a temblar y sus palabras empezaban a cortarse-. Traté de defenderla pero nada servía. Idee miles de ataques sin contar con lo débil que era en aquella época. Ella...-mordió su labio ahogando un posible sollozo-. Falleció antes de que pudiera hacer nada. Y a mi me tomaron como un trofeo, llevándose mi inocencia durante tres días y tres noches.

Los ojos ambarinos de la mayor se volvieron más suaves y acarició las nerviosas manos de la chica al escuchar su historia. Era demasiado, pero ahora podía comprender muchos de los aspectos de esa mocosa de mal carácter.

Eres insufribleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora