Capítulo 25

1.3K 173 133
                                    

El tiempo pareció detenerse a su alrededor. Con solo escuchar aquellas palabras el corazón de Akuma había dado un vuelco latiendo aún más rápido que antes. Con extremada sorpresa se separó levemente de la vampira queriendo mirarla a los ojos en busca de alguna mentira o broma de mal gusto, pero solo encontraba sinceridad.

-¿Cómo dices?-susurró despacio sin poder creerselo.

-Que vengas a vivir conmigo.-tomó sus manos con delicadeza volviendo a acortar la distancia entre ellas.

-Vivir... Contigo... Yo...-sus mejillas tomaron color y empezaron a enrojecerse. Eso y que su cuerpo ya ardía la hacían sentirse como un volcán a punto de estallar de la emoción.

Alcina sonrió suavemente sin apartar sus ojos de los de ella. Su reacción no había sido para menos y no la disgustaba. La pregunta estaba hecha, ahora solo quedaba convencerla.

-Así es, no es algo que no hayamos hecho ya.-asintió y empezó a trazar pequeños círculos con sus dedos sobre el dorso de las ardientes manos de Akuma.

-Alcina... Es difícil, tus hijas...

-Ellas estarán encantadas. Solo te han visto una vez y ya te adoran. Tú las salvaste la vida. Por ellas no debes preocuparte.

-¿Y Sky? ¿Mi trabajo? Se cuanto detestas la tecnología y no puedo dejarlo todo.-trató de excusarse, pero en el fondo no llegaría a ningún sitio.

-La bola de pelos no supone un problema, sé que se comporta bien y ni temo que destruya mi castillo. Y en cuanto a tu trabajo y por mucho que me cueste estoy dispuesta a aceptarlo. Traete todo cuanto sea necesario.-una de sus manos paso a agarrar su cintura-. Dejame ayudarte. Puedo cuidarte, hacer que te adaptes a tu nuevo ser. No luches con esto tú sola, permiteme estar ahí junto a ti.

Sus ojos se abrieron más haciendo aparecer su color azulado debido a los sentimientos tan fuertes que estaba teniendo. No todo estaba perdido, no era demasiado tarde, aún tenía oportunidad con ella. Si volvían a estar juntas otra vez había posibilidad. No quería volver a alejar a nadie y sabía que ahora más que nunca necesitaba ayuda.

Apenas pudo controlar sus movimientos posando la mano que no tenía ocupada en la mejilla de la mayor. Su sonrisa se ensanchó mostrando unos pequeños colmillos incapaces de esconder. Alcina prendía tantas cosas en ella. Por mucho que lo negara la adoraba.

-Nada me gustaría más.-su voz sonó ronca, algo más grave pero al mismo tiempo suave y gentil. Y con ella el corazón de Lady Dimitrescu también empezó a tomar velocidad.

Estaba decidido, ambas volverían a vivir juntas.

***

El crujido de los escalones al descender por ellos daba un ambiente algo más nostálgico al asunto. Akuma ya tenía preparadas algunas maletas con ropa en ellas y algún que otro efecto personal. Se la hacía extraño abandonar esa casa. Era como una ermitaña que no salía de su cueva, por lo que algo de esta índole le resultaba muy abrumador.

Echó un último vistazo a cada habitación comprobando que lo tuviera todo y acarició la cabeza de Sky quien solo movía la cola animada.

-No puedo decir que esta casa nos haya dado mucho.-comentó en voz alta reviviendo gran cantidad de recuerdos, la gran mayoría en soledad-. Pero es posible que esto sea un camino a una nueva vida. Algo mejor.-un aullido confirmó sus palabras-. Que bien que pueda contar contigo.

Unos toques en la puerta llamaron su atención haciéndola voltear. La matriarca estaba allí esperándola con una sonrisa de oreja a oreja.

Eres insufribleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora