Capítulo 3

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Los días pasaban y la menor se recuperaba poco a poco de sus problemas nocturnos. No faltaba mucho para ser del todo un Lord, obtendría su título y su escudo. En cuanto al cadou, Madre Miranda la había segurado que ocurriría cuando fuera más mayor.

Ya había pasado otra reunión donde las miradas de odio entre ella y Alcina destacaban. Pero en ese momento no fue la vampira la persona de la que tuvo que huir.

Al poco de que la reunión acabara y se levantara hacia Miranda, ella la miró con algo de enfado cruzándose de brazos.

-Akuma.-llamó con severidad-. Respondeme a una sencilla pregunta ¿Has estado fumando?

Por suerte para ella ya había ocultado sus brazos para evitar que nadie viera sus marcas. No había evidencia así que negó con la cabeza.

-Entonces me encantaría saber porque te he visto fumando varios cigarrillos antes de entrar.-dijo tirando una de sus colillas frente a ella.

Oh oh.

La cosa fue tan rápida que la menor de edad no tardó en salir corriendo de la iglesia donde se reunían intentando escapar del enfado de Miranda.

¡Mierda! ¡Necesito esconderme!

Su salvación llegó a ella incluso antes de lo previsto y aunque odiaba la idea no la quedó más remedio. Corrió en línea recta y después se desvío subiendo entre las ramas caídas para que no siguieran sus huellas. Después de esto y sin previo aviso abrió la puerta de aquel carruaje y se escondió al lado de su propietario.

-¡¿Pero qué...?!

-Escondeme.-suplicó sentándola hacia la puerta mientras ella se tapaba con su enorme espalda.

Alcina miró por la ventanilla sin comprender, al menos hasta ver la figura alada de Miranda sobrevolando por poco el suelo mientras la buscaba. Se quedó mirando unos minutos más hasta que se fue.

-Ya se ha ido.-indicó a la chica quien aún se mantenía escondida.

-¿Segura?

-Muy segura.-se sentó normal quedando al lado de ella y se fijó en el rostro de alivio que ponía-. ¿Qué la hiciste?

-.... Me pillo fumando. No la gusta que lo haga.

-¿Por tu edad?-la menor negó.

-Dudo que esa sea la razón.

Más bien por las marcas, por eso no la gusta.

-Nunca te he llegado a preguntar y por muy maleducado que suene querría saber tu edad.

-Quince. Lo se, soy menor y muy pequeña para fumar, vivir sola y todo eso.-soltó en un bufido.

-Entonces es cierto que vives sola.

-¿Lo dudabas? Se nota un poco bastante.

-En eso tienes razón querida.-se quedó mirándola-. Tendrás que plantarle cara a Madre en cualquier momento.

-Lo se, pero para entonces ya habré pensado algo.

-Cierto, supongo que esto también fue una estrategia.

-De último momento, pero si lo fue.

Primera conversación donde hablaban tanto sin matarse entre ellas.

-¿Quieres que te acerque a algún sitio? Por si sigue buscándote.-la joven de cabellos negros negó con la cabeza.

-Me las apañaré.-pasó por su lado y bajó del carruaje-. Esto...... Gracias por cubrirme.-dijo en voz baja antes de cerrar la puerta e irse.

Eres insufribleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora