Capítulo 21

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Akuma se precipitó a alcanzar el teléfono con esperanzas a que la persona que llamara fuera aquella vampira. Era todo lo que la quedaba.

Tomó el objeto con una de sus manos mientras que con la otra se sostenía contra la pared evitando caerse al haberse tropezado al correr. Fue descolgar y esperar a escuchar su dulce y autoritaria voz.

-¿Si?-se apresuró a decir.

-Akuma.-esa no era la voz que esperaba. No era Alcina para su desgracia.

-Madre Miranda.-saludó con rabia contenida-. ¿A qué debo el honor de tu llamada?-escuchó la ligera y cruel carcajada proveniente del otro lado de la línea.

-Si no te conociera diría que estas decepcionada, mi querida Akuma.

-Piensa lo que quieras.-interrumpió, pues su paciencia se estaba agotando a una velocidad impresionante.

-Cuidado con el tono que usas conmigo.-cortó fríamente antes de seguir hablando-. Quería informarte de que habrá una reunión importante en un par de días y por obvias razones quiero que estes presente junto con el resto de lords.

-Así será ¿Algo más?

-Oh si, a partir de hoy tienes que dejar tus pastillas.-la menor abrió los ojos como platos y tragó duro de tan solo pensarlo-. Es necesario para algo que tengo pensado.

-Madre, con el debido respeto sabes que no puedo.

-No olvides tu lugar, Akuma. Recuerda de donde vienes y obedece.-gruñó-. ¿O quieres que te recuerde lo que ocurrió la última vez?-con esto la pelinegra se tensó y posó una de sus manos sobre la cicatriz de su abdomen con cierto temor.

-No, Madre Miranda.-respondió en un tono de voz más bajo casi rozando el susurro.

-Así me gusta. Espero verte en dos días, más te vale no faltar.-y con esto la llamada finalizó dejándola con un sabor amargo en la boca.

Akuma apoyó la frente contra la pared mientras veía como ciertos recuerdos surcaban su mente, todos ellos malos. Agarró la misma zona con furia mientras apretaba sus dientes reprimiendo un grito que pretendía salir de ella.

Maldita sea.

Golpeó su cabeza un par de veces contra la pared y esperó hasta que su propia ira se desvaneciera despacio. Fue entonces cuando pudo calmarse y darse cuenta de que sus nudillos empezaban a ponerse blancos de la fuerza ejercida.

-¿Qué voy a hacer ahora? Sin ellas...-miró hacia el armarito que decoraba la sala y suspiró-. Las pesadillas volverán. No puedo estar sin ellas. Pero Miranda se dará cuenta si las sigo tomando y será mucho peor.-siguió murmurando una y otra vez tratando de llegar a alguna idea pero no había muchas opciones.

Su conclusión fue una simple, dejar de dormir hasta que pudiera volver a tomarlas. Y no iba a ser nada fácil, además de pensar que volvería a ver a Alcina después del incidente y aún no tenía ni la menor idea de que decir.

***

-Me pregunto de que tratara la reunión de hoy.-pensó la duquesa en voz alta mientras su carruaje paraba frente a la reconocida iglesia. Había sido convocada por su madre al igual que el resto de sus hermanos y aún no tenía muy claro de que iría esta vez.

Pero algo que tenía claro era que podría ver a aquella mocosa a la que había tomado afecto. Aún recordaba la última interacción entre ellas, una que no la gusto nada. Al principio había estado enfadada por eso, rabiosa incluso, pero ahora comprendía como Akuma se había debido de sentir. Sobretodo después de hablar un par de veces con Donna sobre ella para saber más.

Eres insufribleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora