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Mew y Samantha no sabían cómo descifrar lo que pasaba por su mente. Win, que se encontraba en el sillón de la sala, ponía diferentes expresiones en su rostro cada cinco segundos. Primero estaba pensativo, luego se sonrojaba y se tomaba de las mejillas al recordar algo, al rato parecía que caía en la realidad, mostraba sorpresa y al final, una cara de decepción.

En una de esas, miró al frente y se encontró con ambos demonios observándolo — ¡Oh! ¡Hola Mew, Samantha!

¿Qué estás haciendo aquí solo?

Metawin suspiró — Una cosa mala y una cosa buena pasaron al mismo tiempo, y no sé si estar feliz o triste — el recuerdo del beso que Bright le dio a su prometida y luego a él (aunque fuera en la mejilla) pasaron por su mente.

Bueno, no sé bien de qué se trate, pero sé positivo sin importar qué — Mew trató de animarlo.

¿Positivo?...

Sí, si permaneces así de negativo, terminarás como Bright — se rio de su propio chiste, pero su risa desapreció al poco tiempo que Bright apareció detrás de él, sosteniéndose de la pared y con mala cara. Volteó a verlo y agitó las manos — ¡Ah! No me mates Bright, era solo un chiste.

Metawin corrió a su encuentro, alegremente — ¡Buenos día, P'Bai! — le extendió una flor.

Bright cerró los ojos y cayó lentamente sobre los hombros de Win, quién trato de sostenerlo como pudo — ¡¿P'Bright?! — no respondió — ¡Mew, él está pesado!

Suppasit y Samantha se habían quedado estáticos un momento, pues pensaban que Bright simplemente actuaba raro, hasta que Win gritó eso.

El peliplateado salió corriendo hacia él y lo sostuvo — ¿Bright? — palmeó su mejilla.

¡¿Qué tienes, Bright?! — Sami también se acercó algo alterada y tocó su rostro. Él no respondía.

Cálmate Samantha, no quiero que se altere — susurro Mew, señalando con la cabeza. Ella volteó a ver al niño. Win estaba con sus manos en la boca a punto de llorar — No te preocupes, Winnie, debe der una leve fiebre. Yo me ocuparé — le sonrió para brindarle tranquilidad y Win asintió.

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Parece que tiene un virus del mundo de los demonios — Mew diagnostico después de revisarlo — Lo escuché antes de llegar aquí, parece que había una enfermedad viral un poco antes... ¿Cómo se llamaba?

¡Tienes razón! Es esa fiebre que no bajará en una semana... No recuerdo su nombre... — Sami también se encontraba al costado de la cama de Bright, donde este reposaba.

Ya, WinWin... — Mew miró a su costado, un Metawin que se aferraba a su manga y lloraba — No te preocupes, todo estará bien.

Pero P'Bai... Bright nunca se había enfermado — miró al peliplateado — ¡¿Qué pasa si muere?!

Estará bien, solo es un resfriado. Pero... podría ser peligroso si nos contagiamos — cayó en cuenta — ¡Todos salgamos del cuarto! — corrieron tras la puerta y el escándalo provocó que Bright abriera los ojos — ¡Buena suerte Khun Bright! ¡Estaremos apoyándote desde aquí!

RECORDARÉ ESTO, BASTARDOS ¡SE SUPONE QUE ERES UN DOCTOR, MEW!

Lo siento, mi especialidad es el romance — cerró la puerta.

Una flor para un demonio (BrightWin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora