— Toma.
La voz de Mateus no hizo que parase de quejarme, tenía una herida en el estómago y no iba a pararme a saludarlo. Tenía el corazón en la garganta del terrible dolor que me estaba causando, sabía que si no se curaba pronto iba a morir.
— ¿Qué es?— dije entre dientes.
— Para curarte, me lo dió Gideón.
Era una especie de manta. Me tapó la zona herida con ella y me dejó ahi mientras sentía que mi cuerpo se iba recuperando. Supongo que me quedé dormida porque cuando desperté estaba en un sitio diferente. La herida ya no estaba y la zona de la manta que había estado en contacto con mi piel tenia toda la plata pegada, como si me la hubiera despegado de mi cuerpo.
Ya no tenía plata en el cuerpo aunque la herida seguía aún abierta, me hice un pequeño apaño con unas vendas y caminé buscando a quien fuera. Hacia mucho frío, sabía que iba a entrar en temporada fría pero esto era exagerado.
No tarde demasiado en encontrar a Héctor.
— ¿Cómo te encuentras?
— ¿Y los demás?— dije evitando su pregunta.
— Mateus está por ahí y Gideón no tengo ni idea.
No volví a contestarle, me giré yendo en la dirección de donde estaría Mateus. Crucé la estancia mientras me quejaba por la herida. Me lo encontré tomando una copa de vino, que a saber de dónde lo había conseguido.
— ¿Quieres?— me ofreció.
— No sé para qué preguntas.— me acerqué a él sentándome en una banqueta.
— Tienes razón.— vertió el líquido en una copa.
— Como siempre.— alzó la suya chocando con la mía.— ¿Qué se supone que celebras?
— Sigues viva.
— Que asco das cuando te pones en plan sentimental.— llevé mis labios a la copa dando un largo trago.— ¿Y Amelia?
— Descansando. Tú también llevas varios días durmiendo. Tienes que mejorar antes de volver a atacar.
— Lo sé. Iré a ver cómo está. Por cierto, ¿Dónde estamos?
— En alguna parte de Canadá.
— Con razón bebes alcohol.
— Hay que entrar en calor, hay varias maneras.— bebió de nuevo mientras me guiñó un ojo.
— Antes vomito.
— Hace un tiempo no dijiste eso.
— Simplemente quería divertirme.
— Si, pero sabías que yo estaba con Amelia y lo hiciste igualmente. ¿Querías divertirte o solo te resultaba erótico hacerlo con alguien que tenía pareja?
— Ella nunca fue tu pareja, la utilizabas.
— … y tú me utilizaste a mi.— dijo acercándose quedándose demasiado cerca de mi.
— Utilizo a todo el mundo por conveniencia propia. Si folle contigo es porque quería, no porque tenga sentimientos por ti.
— Claro, lo que tú digas linda.
Mateus se marchó llevándose la botella con él, yo volví a preguntar a Héctor para saber dónde estaba Amelia. No sé dónde estamos pero era bastante grande, bueno Canadá de por si era grande.
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Feroz - Bilogía «Indómito» {#2} ✔️
FantasyDespués de un año de lo ocurrido, Amelia, continúa con la mejoría de sus poderes mientras disfruta de la pequeña paz que les dio la última batalla. Claro que, lo bueno dura poco, y después de asumir que debe tomar sus responsabilidades reales debe...