— ¡Héctor!— joder, que querrá ahora.
Me levanté del asiento dejando aquella estancia vacía y yendo a dónde se encontraba Ginebra.
— ¿Que quieres?
— Amelia se ha ido a descansar— siempre con sus pausas de dramática.— ¿Tú crees que deberíamos...?
— ¿Qué?— la corté algo que la hacia enfadar.— Ya la secuestraste, la hiciste más corrupta y ahora ella solo quiere poder. ¿Qué más quieres?
— Quiero que no me interrumpas.— su sonrisa falsa nunca me gustó pero a estas alturas no había otra cosa que hacer más que aguantarla.— Verás careto, quiero ir a por Lorene.
— ¿Y quien es esa?— me apoyé en una mesa asquerosa mientras sacaba uno de los cigarrillos que me daba Gideón.
— Es la princesa de Leucosia, sin ella estarán ocupados buscándola y entonces iremos a por la piedra.
— Se te está haciendo todo muy grande, casi nos pillan cuando secuestrados a Amelia y aún teniéndola sujeta y medio drogada me lanzó llamas, que te piensas que me hará una princesa del agua.— encendí el cigarro.— Seré ignífugo pero no es que me encante el agua.
— ¿otra vez fumando esa mierda?— el cigarro contenía una sustancia que hacía que mi único ojo se volvieran dos para pasar desaparecido.
— Si, ¿Algún problema?— dije seco.
Ella puso los ojos en blanco junto con una cara de asco.— ¿Me ayudarás?
Eché el humo que ya había pasado a mis pulmones haciendo efecto.— Si, vamos.
Después de atrapar a la chica, que por cierto no fue fácil, volvimos y la dejamos sedada junto a la mujer del alfa. Volver no era tan fácil como ir y habíamos tardado 1 día hasta que conseguimos encontrar los portales específicos para regresar. Cuando vas tú solo no es complicado, pero ir con una chica a tu espalda...la gente tiende a mirarte extraño, por eso siempre íbamos por el bosque y tardamos más. Por ejemplo, cuando fuimos a por Amelia tardamos dos días en regresas y eso era cantidades generosas de polvo azul.
A Amelia la agarramos a una silla mágica echa por Gideón pero las demás estaban escondidas detrás de una puerta camuflada en la pared, y solo Ginebra y yo sabíamos donde estaban, bueno y Gideón. En toda esa casa había habitaciones donde no había magia, Gideón hizo amuletos colgados por todos lados para ello.
— ¿Se puede saber cuándo todo esto va a tener un fin?
— No tengo ni idea, aunque de momento me gusta lo que veo.— sonreía Ginebra victoriosa mientras andábamos por un pasillo de aquel lugar.— Iré a por Amelia.
— ¿Qué vas a hacer ahora con ella?
— Quiero que le diga un par de cosas a Adonis, le mintió y ella lo sabe. Será divertido.— se paró antes de cruzar una puerta que daba a su izquierda.— ¿Tú que harás?
— No morirme de aburrimiento, algo que contigo está asegurado.— me dedicó esa cara sería que ya había visto más de cien veces.
— En fin, ya encontrarás algo para satisfacer la vista de TU ojo.
— Mis.
— Sisi ya.
Cruzó la puerta a lo que me dirigí a la parte trasera de la casa donde había una terraza bastante amplia. Las vistas a Central Park eran espectaculares, de noche y todas las luces de cada apartamento encendidas.
ESTÁS LEYENDO
Feroz - Bilogía «Indómito» {#2} ✔️
FantasyDespués de un año de lo ocurrido, Amelia, continúa con la mejoría de sus poderes mientras disfruta de la pequeña paz que les dio la última batalla. Claro que, lo bueno dura poco, y después de asumir que debe tomar sus responsabilidades reales debe...