Capítulo XXXVIII (Penúltimo)

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Antes que nada, quiero saludarles. Sé que he estado ausente durante meses. La verdad es que he estado muy ocupada en el trabajo, pero no es impedimento para avanzar y complacerlos siempre.  Gracias por escribir, por ser tan atentos y por entender. A continuación, el capitulo esperado.

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Una variedad de distintos aromas le hicieron abrir los ojos. Ya era de mañana. Despertó con pesadez, pues sentía su cuerpo un tanto adolorido por la faena de anoche. Se sentó en la cama sujetando la cobija de color blanco contra sus pechos y de pronto, un destello de recuerdos rebasaron su mente.

«Oh santo cielos»

Miró a su alrededor, recordaba perfectamente esa habitación. No había nadie, pero reconocía el aroma de la comida. Cerró los ojos con fuerzas e intentaba recobrar muchos otros recuerdos y uno a uno llegaban a su mente.

—¡Vegeta! —gritó de pronto. Se puso de pie muy rápido trastabillando con la cobija. —¡Vegeta, estoy de vuelta! —vociferó de nuevo sintiendo como su mente trabajaba sin parar para brindarle todas las vivencias de su vida.

Caminaba apresurada por el pasillo hasta llegar a las escaleras y bajar sujetándose de los pasamanos evitando que sus pies se enredaran con la cobija evitando caer.

El peliflama había encargado el desayuno y estaba armando todo en platos para subir a la habitación. Quería sorprenderla y demostrarle lo mucho que se preocupaba por ella. Ahora en su estado debía protegerla. Pensaba una y otra vez la decisión de su padre por llevarla de nuevo a Japón, si eso ocurría iría tras ella hasta el fin del mundo si así fuera, pero jamás la dejaría. A la vez que preparaba todo escuchó una voz desde las escaleras.

—Demonios, despertó. —se lamentó, pues ya no sería sorpresa el desayuno que le tenía preparado.

—¡VEGETA! —esta vez su voz era fuerte, algo sucedía, pensó él.

Corrió apresurado fuera de la cocina topándose con una peliazul alborozada y semidesnuda para su deleite.

—¿Qué ocurre? —preguntó preocupado tomándola por su cuello con ambas manos para mirarla a los ojos.

Los ojos de Bulma estaban llenos de lágrimas mientras sonreía. Vegeta la observaba dudoso con el ceño fruncido, no sabía que estaba pasando.

—Estoy de vuelta... —musitó.

—¿Qué? —se preguntó sin entenderla aun.

—Recuerdo todo... Desperté y reconocí este lugar, a ti, todo lo que hemos vivido.

Vegeta abrió los ojos llenos de sorpresa y sonrió.

—Bulma, preciosa. Eres tú, si estas de vuelta. —expresó acariciando con sus pulgares la mejilla de ella.

—Si. Así es, comienzo a recordar cosas. —los ojos le brillaban de emoción.

—¿Sabes cómo nos conocimos y como llegaste aquí, las cosas que hemos pasado? —inquirió él sin dejar de observar su mirada llena de luz.

—Así es... Me siento muy feliz de estar aquí contigo.

Vegeta la tomó entra sus brazos y la alzó para estrecharla hasta mas no poder. En ese momento de celebración, su móvil timbró. Se trataba de su compañero.

—Es Goku. —mencionó el peliflama mirando a su novia.

—Responde, quizás sea urgente. —aseguró Bulma.

Enamorada de mi Crush [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora