Un momento inoportuno había dejado sin explicaciones al peliflama. ¿Pero por qué tanta preocupación? La vida de un artista se trata de eso, además de su música y otras cosas como ser invadido por mujeres hermosas en el caso de hombres. Están en todo su derecho de disfrutar y dejarse llevar por los encantos que éstas les tienen preparado. Ahora bien ¿su fan enamorada habrá resistido aquélla escena protagonizada por él?
―Que sorpresa verte, no sabía que te hospedabas aquí. ―comentó el peliflama con cierto asombro.
―(Risas) Yo tampoco pensé verte aquí.
―No, fue un cambio de última instancia. ―explicó él.
―Ah, muy bien. ―respondió la linda azulada sin darse cuenta de la pose sensual que iba tomando su cuerpo.
Vegeta la escaneó de arriba abajo y su mirada causó cierta timidez en ella haciendo que se cubriera un poco con la bata de satén que llevaba sobre su pijama. Revelando así, un embeleso infinito en el artista. Él aclaró su garganta y prosiguió a hablar.
―Me... me quedé sorprendido por tu inesperada salida del night club. ―titubeó.
―Ah, si... es que... ―intentó explicar pero fueron interrumpidos desprevenidamente por un escándalo al otro lado del pasillo.
Los efectivos de seguridad de Sun Dragon venían corriendo por este mismo y al ver a Vegeta parado frente a la habitación de la azulada comenzaron a gritar.
―¡FANS! Se han enterado que están en este hotel. ―gritó uno de ellos mientras corrían tras él para resguardarlo.
―¡Demonios! ―exclamó el artista mirando a dónde ir mientras los gritos de la fanaticada se hacía más frecuente.
La peliazul sin pensarlo, lo tomó de su saco y lo adentró a la habitación junto con dos guardias de seguridad mientras éstos cerraban con pestillo la puerta.
―¡Bulma! ¿Qué sucede? ―preguntó un tanto nerviosa su amiga que había despertado tras el bullicio.
―Tranquila Milk, una estampida de fans descubrió que Sun Dragon está aquí.
―¡Rayos, Vegeta! ―exclamó cierta pelinegra al ver al artista y esta se cubrió mas con la cobija.
―Lamento lo sucedido Vegeta. ―comentó el efectivo de seguridad
―¿Cómo supieron que estábamos aquí? ―preguntó el artista confundido.
―No lo sabemos, solo aparecieron como manada de fieras en el hotel violando la seguridad. Nosotros subimos por las escaleras pero ya nos habían captado. ―explicó aquél hombre fornido.
―¡Kakaroto está al lado! ―exclamó el peliflama.
De pronto por la radio intercomunicadora de uno de los efectivos se escuchaban gritos y uno de los custodios habló.
―¡Se... señor! Nos capturaron ―dijo a través de la radio que se escuchaba con interferencia y gritos.
―¿Dónde están? ―preguntó el de seguridad.
―En la habitación de Goku. No, no podemos con ellas. Son como cincuenta mujeres. ―respondió con dificultad.
―¡Goku! ―exclamaron a la vez Milk, Bulma y Vegeta.
―Debemos abrir e ir hasta allá, lo pueden matar. ―comentó Milk.
―Milk, cálmate, si abrimos la puerta pueden entrar aquí. ―explicaba la peliazul.
―Quédense aquí, iremos a ver. ―ordenó el hombre fornido.
―Nos reconocerán. Si salimos sabrán que tenemos custodiado a Vegeta aquí ―explicaba el otro de seguridad.
―Yo, yo iré. ―dijo Milk corriendo hacia el closet para cambiar su ropa rapidamente.
―No Milk, es peligroso son muchas. ―expresó la peliazul deteniendo a su amiga.
―Solo me voy a infiltrar entre ellas, hay que saber que tan grave es la situación. ―respondió caminando hacia donde Bulma.
La atrevida pelinegra preocupada por su crush favorito decidió salir.
―No hagan ruido, apaguen la luz. Ya regreso. ―agregó antes de abrir la puerta para salir.
Milk salió al pasillo que estaba abarrotado de muchas mujeres intentando entrar a la habitación. Algunas voltearon a verla apenas abrió la puerta. Caminó discretamente hasta el número de habitación de Goku. Y en efecto desde adentro estaban luchando por cerrar la puerta pero la cantidad de fans que había empujaban para abrirla. Milk vio que alguien tenía un altoparlante y se le ocurrió una idea. Se aproximó a esa persona de forma agitada como dando muestra de euforia y pidió prestado el altoparlante para usarlo.
―Oigan, chicas. Vegeta está en el piso de abajo, lo acabo de ver y a Goku lo sacaron por la ventana y también lo tienen allá. ¡Vamos! ―gritó Milk animada.
La multitud de gente comenzaron a bajar dejando solo el piso hasta que salieron de la habitación. Bulma, Vegeta y los de seguridad, se fijaron que no hubiese nadie.
Llamaron a la puerta, abrieron y sacaron rápidamente a Goku.
―Vaya, por poco y entran. ―explicaba el pelialborotado.
―¿Están bien todos? ―preguntó Barry que en ese instante venía llegando.
―¿Dónde demonios estabas? por poco hacen papilla a Kakaroto. ―reclamó Vegeta.
―Calma Vegeta, estaba durmiendo. ―comentó el representante que al ver a Bulma y a Milk no dudo en arremeter contra ellas.
―¡Fueron ustedes! No se cansan de molestar, lo hicieron a propósito ―exclamó con enojo.
―¡Un momento señor Barry! ―exclamó en seguida la peliazul ―Nosotras no tuvimos nada que ver.
―Fueron esa mujeres que enviaste por nosotros. ―agregó Vegeta. ―Te dije que no estaba de ánimos y esa mujer salió molesta de aquí.
―Es cierto, yo a su amiga le dije que se fuera luego de que entro a mi habitación sin permiso. ―explicó Goku.
―¡Oigan! Debemos irnos de aquí. ―gritaba la rubia Dieciocho.
―Es cierto, vamos. Bajaremos por el ascensor de emergencia. ―mencionó Barry.
Mientras los efectivos de seguridad llevaban custodiado a los chicos, nuevamente volvieron a perder el contacto con las hermosas jóvenes cuando ellas volvieron a su habitación.
***
Al siguiente día, las jóvenes se encontraban en el aeropuerto en la sala de espera para tomar el vuelo hacia su ciudad.
―Oye amiga, anoche tuviste una estupenda idea para distraer a la fanaticada y que no le hicieran nada a Goku.
―No sé cómo se me ocurrió, solo sé que lo hice. ―expresó Milk.
―Lastima, anoche tampoco nos dejaron despedirnos de ellos. ―comentó con tristeza la azulada.
La pelinegra leía un libro, y Bulma escuchaba música con los auriculares teniendo la mirada perdida en el horizonte. Hasta que de pronto, observó que por las puertas del aeropuerto venía entrando un joven con cabellos en forma de flama. Usaba lentes de sol y llevaba un equipaje de mano. Más atrás, lo seguían su amigo, los bailarines de Sun Dragon y todo el staff.
De los labios de Bulma comenzó a salir un canto involuntario mientras veía a lo lejos a su crush.
"Me muero por explicarte, lo que pasa por mi mente...
me muero por intrigarte, y seguir siendo capaz de sorprenderte
sentir cada día, ese flechazo al verte...
qué más dará lo que digan
que más dará lo que piensen, si estoy loca es cosa mía"
Tal parece que el artista había escuchado su canto a lo lejos, porque de inmediato fijó su mirada en la azulada. La observó y le brindó una sonrisa ladina que lo caracterizaba, esa que hace florecer infinidades de mariposas en el estómago de la peliazul, y a su vez caminó hasta su encuentro para así volver a deleitarse con su mirada y carisma.
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Enamorada de mi Crush [En Edición]
FanfictionBulma Brief es una joven de 18 años. Trabaja y estudia, pero mas que eso existe un amor inconfundible por su "Crush" Vegeta, quién es el integrante mas apuesto de "Sun Dragon", la banda de Pop mas sonada y revolucionada del momento. El dueto conform...