Capítulo XIV

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Aquella noche en la mansión de Sun Dragon, todos celebraban, a excepción de Bulma, Milk, Vegeta y Goku que pasaban un mal rato. Unos hombres se habían encargado de dañar a aquellas jóvenes que disfrutaban de la compañía de sus artistas favoritos.

Goku, quien se encontraba en el otro pasillo abriendo cada puerta en busca de las chicas. Iba caminando, y unos ruidos lo hicieron detenerse. El ruido provenía de una de las habitaciones que intentó abrir anteriormente. Giró y se aproximó a aquella puerta, se detuvo para intentar escuchar algo y un grito lo hizo reaccionar. Comenzó a tocar pero nadie respondía y tuvo que verse forzado a derribar aquella puerta con una patada.

Al abrirse aquella puerta, vió a Milk que era sometida por aquel hombre que estaba sobre ella cubriéndole la boca mientras ella luchaba por zafarse de aquel sujeto. Goku se llenó de ira y entró para tomarlo por la camiseta.

―¡Maldito, suéltala! ―lo tomó y comenzó a golpearlo en la cara puño tras puño.

―¡Goku! ―gritó Milk intentando ponerse de pie, pero los mareos la hacían balancear.

―¿Qué intentabas hacer maldito bastardo? ―le gritó a la vez que lo golpeaba en la cara ensangrentada.

―¡Goku! ¡Detente! ¡Lo vas a matar!―gritaba Milk intentando calmarlo.

―Lárgate de aquí malnacido antes de que te mate. ―le espetó a aquel sujeto y este se levantó inmediatamente y salió corriendo de la habitación.

Goku se dio media vuelta y vio a la pelinegra que se encontraba llorando, cubriéndose con sus brazos a la vez que temblaba. Él se acercó a ella y sin pensarlo la tomo entre sus brazos.

―Ya pasó pequeña. Perdóname por dejarte sola. ―decía a la vez que Milk lloraba entre sus brazos.

―Go... Goku... Nos dieron algo en la bebida. ―dijo nerviosa.

―¡Vegeta y Bulma! ―dijo él recordando que su amigo estaba buscando a la joven de cabellos azules.

En otra instancia, Vegeta se encontraba mirando perplejo aquella escena. La mujer que él tanto admiraba estaba ahí, en ropa interior y sobre ella uno de los amigos de su hermano que lo miraba sonriente. Pero él no percibía que ella estaba siendo víctima de una sustancia alucinógena. Con el ceño fruncido, su enojo lo estaba sacando de sus casillas, y en vez de ayudarla se retiró y la abandonó. Por su lado, Bulma había mirado hacia la puerta aún sumergida en el alucinógeno, luego de aquel estruendo miró con dificultad al hombre que tanto amaba, era él, su verdadero Vegeta estaba parado frente a la puerta. Pero la dejó ahí y ella gritó con todas sus fuerzas, porque era el fin de aquella aventura entre ella y su amor imposible. Goku y Milk iban en camino y encontraron a Vegeta viniendo de aquella habitación.

―¡Vegeta! ¿Y Bulma? ―preguntó Goku.

―No lo sé, ni me interesa Kakaroto, apártate de mi camino. ―respondió un peliflama enojado.

―¡Espera Vegeta! ¿Qué es lo que sucede? ―inquirió su amigo al verlo tan enojado pero este se alejó rápidamente.

―¡Vegeta! ¡Ayúdame, no me dejes sola! ―el grito de Bulma hizo que Goku se alertara y corriera hasta aquella habitación de donde provenía la voz de ella.

Al entrar, Goku quedó pasmado, esta vez era otro sujeto que intentaba aprovecharse de la azulada, y ella se encontraba indefensa en ropa interior. Goku se enfureció aún más, como era posible que todo fuera planeado para agredir a aquellas chicas. Rápidamente caminó hacia el hombre que lo miraba con cierto temor.

―Goku, perdóname. Yo... no sabía que era tu amiga. ―titubeó el sujeto retrocediendo. Goku lo sujetó por la camisa y lo llevo hacia la pared intentando ahorcarlo.

Enamorada de mi Crush [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora