Capítulo XXIX

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Bulma se estremeció al escuchar la voz de Vegeta a sus espaldas. ¿Qué le diría ahora? Debían pensar rápidamente antes de cometer una locura.

—¿Qué sucede, mujer? —preguntó de nuevo el peliflama.

Ella se dió la vuelta y lo miró sonriendo para disipar el ambiente tenso.

Milk:

Bulma, te enviaré por mensaje la dirección de nuestro departamento, para que cuando regresen vengan directamente aquí, los estaremos esperando.

—Está bien, Milk. Gracias por eso y por comunicarme. —dijo sonriente para luego culminar la llamada con su amiga.

—¿Todo bien? —inquirió mirándola a los ojos.

Le dolía del todo tener que mentirle pero lo hacía por el bien de él y de ambos al volver a la ciudad.

—Cariño, es solo que Milk, ella va a representarme también en STBG, y pues; acababa de llamarme para notificarme que debo volver a la ciudad en cuanto antes, ya que tengo que firmar un contrato junto a mis compañeras más tardar hoy en la tarde. —respondió titubeante.

—Comprendo, preciosa. ¿Y por qué piensas que voy a morirme? —se aproximó a ella acariciando su mejilla con el dedo índice.

—Porque simplemente todo esto que hemos vivido estos dos días ha sido muy hermoso entre nosotros. La hemos pasado tan bien que pensé que te sentirías mal al enterarte.

—No tienes por qué preocuparte. Además; no será la última vez que tú y yo nos escapemos por allí de vez en cuando. Iré a tomar una ducha, y volveremos a Seúl. —expresó, no sin antes besar los labios rosados de la azulada.

Bulma no se perdonaría haberle mentido. De pronto, el móvil de Vegeta comenzó a timbrar. Ella corrió rápidamente y lo tomó silenciando la llamada. Tenía más de treinta llamadas perdidas.

—Santo cielos, esto se está saliendo de control. Creo que es mejor apagarlo. —musitó para sí misma pulsando el botón de "apagar"

Regresó el smartphone a su lugar y terminó de empacar su mochila.

***

Al cabo de media hora, habían regresado al archipiélago en dónde la moto se encontraba estacionada. Y partieron rumbo a la ciudad.

Bulma iba pensando por todo el camino como tomaría Vegeta esta mentira. Pero Milk tenía razón, si se enteraba, él querría llegar a como diera lugar a la ciudad y se distraería pudiendo provocar un accidente. Él lo entendería.

Al cabo de una hora, ya estaban de vuelta en Seúl. Iban a toda velocidad por la interestatal para tomar rumbo al nuevo departamento de Milk y Goku. Al llegar, se estacionaron y la pareja de pelinegros los recibieron.

Vegeta notaba la seriedad de su amigo. Pero no le prestó atención.

—Bueno, Milk. Ya Bulma ha regresado sana y salva. Se les hace tarde para ese nuevo contrato. ¿Por cierto, de que se trata? —preguntó.

Bulma estaba sentada a su lado y lo tenía tomado de su mano con los dedos entrelazados.

—Cielo, tenemos algo importante que decirte. —le comunicó la peliazul con los ojos cristalizados.

—¿Qué pasa? ¿Por qué... estas a punto de llorar? —preguntó con el ceño fruncido.

—Vegeta, se trata de Tarble. —expresó Goku.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

—Tuvo un accidente en Los Ángeles, y está muy grave. Tus padres ya se encuentran allá.

Enamorada de mi Crush [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora