Capítulo XX

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La estancia en el elevador era cada vez mas intensa, y el oxígeno mas denso. Bulma, rodeada por los robustos brazos de Vegeta, jadeaba ante sus besos. Esos besos habían pasado al infinito si de contarlos se trataba. Él la apoyada en las paredes del elevador. Su boca se paseaba por las mejillas de la peliazul e iba bajando un poco mas hasta llegar a su cuello y besarla sin detenerse ni un segundo. Por un instante, Bulma abrió sus ojos y a su mente vinieron los recuerdo de la noche anterior, deteniendo a un Vegeta extasiado.

—¡Vegeta! no... debes detenerte. —pidió Bulma a la vez que lo separaba con sus manos.

—Perdona... perdona, es que... me encantan tus labios, me encantas tú. —expresó tomándola por las mejillas.

—Creo que es mejor continuar como si nada de esto ha sucedido. Tú y yo solo tenemos una relación nada mas que laboral y así quiero mantenerla.

—Bulma... yo lamento mucho lo de anoche, tu me gustas. —confesó el peliflama.

—Shh... no, por favor no lo digas. —suplicó la azulada.

—Pero es la verdad. —expresó acercándola mas a su cuerpo.

—Vegeta yo...

El móvil del chico timbraba interrumpiendo a su vez a Bulma. Vegeta la miraba. 

—Contesta, debe ser importante. —expresó ella.

Vegeta extrajo su móvil del bolsillo de su pantalón y atendió a la vez que acariciaba con su pulgar la mejilla sonrojada de la peliazul.

—¿Qué sucede Barry? —contestó. —Esta bien, ya voy para allá. —colgó la llamada. —Quiero que vengas conmigo, iremos a ensayar. —le propuso.

—No... será mejor que te adelantes. Yo tengo cosas que ordenar. —las puertas del elevador se abrieron y Bulma salió de entre los brazos de Vegeta, pero este la sostuvo de su muñeca para mirarla.

—¿Por qué siento que me estás evadiendo? —preguntó él.

—Lo siento Vegeta. —dijo caminando a la salida al fin, y tras ella se cerraban las puertas. Volvió  la mirada hacia atras y respiro profundo, cayendo en cuenta que nuevamente habia escapado de los encantos de su amor platónico.

***

Al entrar en la habitación, vió a su amiga sentada frente a la peinadora maquillándose. Ella caminó y dejó su bolso a un lado para luego dejarse caer sobre la cama.

—¿Y ahora que? —preguntó la pelinegra observándola a través del espejo.

—Mini... mini... no sé qué demonios pasa. Él me besa y luego se aleja y... vuelve a besarme y nuevamente lo siento alejarse. Y lo mas grave de todo es que éste juego entre nosotros se esta volviendo adictivo para mi.

—Bulma. Deben ir despacio, especialmente tú. No le des razones para que se aproxime a ti y quiera besarte.

—Es que es tan difícil, Mini. ¿Que harías si Goku se acerca a ti con la misma intención?

—Pues... yo este... —titubeó.

Bulma se sentó de golpe y miró boquiabierta a su amiga.

—¡Ya ha pasado! —exclamó la peliazul.

—¡No! no ha pasado nada, solo por poco y nos besamos.

—¿Qué? ¿Por qué demonios no me habías dicho nada? —se puso de pie.

—¡Calma! No es lo que piensas. No ha pasado nada entre él y yo, ya te lo he dicho. Nada mas que miradas y acercamientos. Pero intento controlar la situación y mucho mas ahora que soy su representante. —expresó Milk.

Enamorada de mi Crush [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora