Capítulo XI

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"She's got eyes of the bluest skies
Tiene los ojos de los cielos más azules...

As if they thought of rain
como si pensasen en lluvia...

I hate to look into those eyes
odio mirar en esos ojos...

And see an ounce of pain...
y ver una onza de dolor"...

La joven peliazul continuaba cantando. El artista peliflama de Sun Dragon la admiraba. Él sabía que aquella chica tenía talento. Sus miradas de vez en cuando se encontraban. Ella le sonreía y bailaba al ritmo del rock. Sus ojos le mostraban lujuria musical y él respondía de igual forma.

"Uhh... Yeah... Oh, oh, oh, oh,
sweet shild o' mine
Dulce niña mía...

Oh, oh, oh, oh,
sweet love of mine
dulce amor mío...

Oh, oh, oh, oh, sweet shild o' mine

Oh, oh, oh, oh, sweet love of mine... yeah"

Era el momento de Vegeta lucirse con el solo de la canción. Bulma lo miraba embelesada. Era un dios tocando la guitarra. Conocía los acordes al pie de la letra. Vegeta aferraba hacia sí mismo aquel instrumento como si tocara en el mismo cielo y estuviera poseído a la vez por el mismo demonio. Así era él, entregado plenamente, era su pasión y demostraba cuanto disfrutaba hacerlo. Bulma se aproximó a él bailando y se apoyó de espalda a un costado del chico, ella también estaba siendo atraída por aquella melodía que enérgicamente se apoderaba de ellos y llego su turno de retomar la canción

(Letra musical final)

"Where do we go...?
¿A dónde vamos?

Where do we go now?
¿A dónde vamos ahora?

Where do we go?
¿A dónde vamos?

Oh, oh

Ay ay ay ay... where do we go now, ah...
¿A dónde vamos ahora?

where do we go?...

Oh where do we go now?

Oh yeah yeah yeah yeah

Sweet child...
Dulce niña...

Sweet child... of mine"
Dulce niña mía...

Culminada la música, todos rieron. Mientras que los que estaban del otro lado aplaudían. Vegeta se acercó a Bulma y le dió un abrazo que la hizo indiscutiblemente sentir mariposas en su estómago. Estaba tan emocionada que ni ella misma podía creer lo que había logrado.

En la otra instancia, una pelinegra se encontraba emocionada por su amiga. El verla allí cantando e insinuando inocentemente a Vegeta de lo que era capaz, la llevaba a pensar que entre esos dos había una química extraordinaria. Pero tampoco dejó a un lado a su amor platónico, ella disfrutaba verlo hacer otra cosa distinta a lo que normalmente estaba acostumbrada a verlo en videos bailando, pues el también tocaba instrumentos y en la batería era grandioso, tanto así, que tuvo que tomar asiento. De un momento a otro empezó a sentir calor y tuvo que darse aire con su mano derecha, estaba completamente eufórica y sonrojada por lo que sus ojos miraban, y la música hacía también de las suyas, no dejaba de influir.

Por otro lado, el representante de Vegeta se cubría la boca con una mano mientras que la otra la tenía en su cintura. No podía creer lo que escuchaba, de repente apoyaba las manos sobre la mesa de mezclas para mirar mejor, él se dejaba llevar por la voz de la peliazul y movía su cabeza al ritmo que ésta cantaba como si se tratara de la voz melodiosa de un ángel.

―Santo cielos, ¿quién demonios es esa chica? ―le preguntó en voz baja a Raditz que estaba a su lado coordinando, pero al que ignoraba. ―Por dios... ―expresó incorporándose un poco mientras pasaba las manos por sus cabellos, así son los amantes de la música.

Enamorada de mi Crush [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora