Capitulo 19 – Furia.
Armin.
Abro los ojos, otro día más aquí. La costumbre me pesa sabiendo que la libertad es inexistente para mí, bajo de la litera. Mis ojos instintivamente van hacia ella o mejor dicho, su litera, ella no está en su cama.
Mis instintos me hacen dirigir la mirada a la litera cercana a la de nosotros y él tampoco está aquí. «¿Pero que cojones?»
He despertado treinta minutos antes de la hora estipulada por quién dirige este lugar: la madre creadora.
Me doy una ducha rápida, algunos pensamientos absurdos se instalan en mi mente, mi cerebro me escupe algo que no puedo pasar por alto «Ella siempre lo elije a él» y una sensación desconocida para mí se planta en mi pecho, arrugó el ceño confundido. ¿Que me sucede? Salgo de la ducha con esa sensación aún atormentándome.
Me visto con flojera mientras el aire sale de mi pulmones con fuerza. «Necesito fumar». Seco mi cabello con una toalla frotándola contra mis hebras negras. Salgo a los pasillos de la iglesia, internado o como lo quieran denominar, no sin antes tomar mi cajetilla y mi encendedor, todo está solo en este lugar porqué todos duermen.
Mi mente comienza a maquinar en qué lugar pueden estar ellos.
Luego de tanto tiempo aquí me sé todo de memoria mis pies se mueven solos mientras sigo por los pasillos principales, saco de la cajetilla un cigarrillo y lo enciendo poniendo el fuego en su punta con el encendedor. Una vez encendido le doy la primera calada; una calada profunda que llena mis pulmones de nicotina y humo.
«Jodidamente espectacular». La sensación que me perseguía ha desaparecido con esa simple calada, suelto el humo, mi alrededor se llena del mismo y es fantástico de admirar. El movimiento de ese humo es libre, yo jamás lo he sido.
Unas risas llegan a mis oídos y al quitar mi vista del humo veo al otro extremo del pasillo a ella con él. De nuevo esa sensación aparece, la ahogo con otra calada profunda, ellos no notan mi presencia debido a que se encuentran ocupados riendo de no sé que, cuando los ojos verdes se Evolet se encuentran con mi rostro una sonrisa se extiende en sus labios hacia mi dirección.
Ese simple gesto me descoloca y no se que hacer. Me quedo pasmado por unas milésimas de segundo que se sienten eternas, parpadeo, mi yo interno me hace reaccionar y levanto mi cigarrillo en un saludo estúpido.
El peliblanco a su lado sonríe mientras la ve «Creo que yo también la veo de esa forma». Al notar mi presencia su sonrisa se borra y siento felicidad por su reacción.
—Hola, cielito—saludo a la chica que comparto con el idiota a su lado—. ¿Pasaste una buena noche con limoncito?
Digo para que ella note que sé, estuvieron juntos, ella rueda los ojos.
—De hecho una muy buena. —responde alzando los hombros.
«Claro que fue una buena noche» el olor a sexo se mezcla con el olor a cigarrillo, doy otra calada y solo para molestar a ambos suelto el humo en sus rostros.
Evolet arruga la nariz mientras Brock se cruza de brazos.
—Me alegro, no me gustaría saber que no estás recibiendo los orgasmos necesarios.
Sonrío mordiendo mi labio inferior, ella luce muy bien; sus mejillas están sonrojadas y sus labios rojos. Su rostro está iluminado de una forma que solo el buen sexo puede lograr.
—Tranquilo, está tan bien que no es necesario que tú metas mano.—interviene Brock.
Me acerco a él, toda expresión bromista en mi rostro se ha borrado. «Yo veo, toco y me follo a Evolet cuando lo desee».
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Evangeline | Internado secreto © | COMPLETA
Misterio / SuspensoUna madrugada de octubre la vida cambiaría para seis jóvenes. Ellos fueron seleccionados para formar parte de Evangeline un internado secreto o eso parecía. La religión puede ser muy perversa, el camino a la santidad muy cruel y para ser puro puede...