Concentración, Verona

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Miércoles 7 octubre.


A travieso ese rectángulo alargado que conecta los edificios en forma de C.

Le insistí mucho al Don atractivo para permitirme salir a entregar el trabajo. No estuvimos horas trabajando de gratis, ojalá la vieja me ponga un 10.

Los salones están acomodados en las extremidades de la C. El primer año abajo del lado izquierdo, arriba del 1ro, 3ro, seguido de 5to. A la derecha 2do, 4to y 6to.



Detengo mis pasos, golpeo la puerta usando mis nudillos.

—Adelante —vocea la maestra desde adentro. Ruedo los ojos. Abro. Todas las miradas viajan a mí. Le muestro mis hojas sacudiendo el trabajo de un lado al otro —. Buenos días, maestra —bufa poniéndose en pie. Arqueo la ceja —. Regreso en unos minutos. No quiero escándalo —menciona hacia su clase.

Echo una ojeada rápida al interior, ningún rostro conocido. Esperaba ver a Darek o Gabriel, quizá son de 3er año.

Sus tacones resuenan en todo el piso mientras avanza a la salida.

Me coloco en la esquina del pasillo esperando. Una mirada del salón vecino me hace voltear, Gabriel agita su mano saludando, regreso el saludo.

Atrás suyo observo a Darek muerto de aburrimiento, tiene una mano recargada en su mejilla y los ojos medio cerrados, está cansado. El arete en su oreja como siempre roba mi atención.

Nunca había estado tan atontada e interesada con algún chico. Los de mis escuelas eran unos completos idiotas, pensaban con el miembro. Sus mayores metas estaban enfocadas en ligar, tener sexo y presumir su cuenta bancaria (en realidad era de sus padres, pero ellos lo negaban).

Darek es cautivador, impactante, atrayente, sereno...

—Mi tiempo es valioso, no me haga perderlo —aclara su garganta. Aparto la visión de él, entrego mi trabajo. Se pone sus lentes —. Espero aprenda a respetar nuestra autoridad.

—Sí, maestra —respondo apretando los dientes.

—En esta institución se busca crear jóvenes de bien. La disciplina es fundamental. Obedecer —eleva el tono —, ser responsable, tener educación, respeto... Le faltan demasiados valores.

Maestra, cierre el pico, estoy a unos segundos de darle un puñetazo, agarrar su cabello y trapear los pasillos con usted.

—Sí, maestra —reitero furiosa.

—Su investigación es completa —revisa la numeración —. Presentación... Excelente —vuelve a leer otras hojas. Voltea a verme —. ¿Entendió qué no debe desafiarme? Esta ocasión fui indulgente. Su comportamiento fue inaceptable, tuve consideración porque era su primer día. Yo envío a los rebeldes directamente con los directivos —amenaza con autoridad. Reprimo mis ganas de reír.

—Entendí, maestra. Tengo clase y usted también —digo apresurada.

Usando un crayón rojo pone su firma seguida de un 10 en la portada. ¡Sí! Nunca en mi vida había estado tan contenta de obtener 10.

—Aquí tiene y preséntese temprano a clase. Nos vemos mañana —da vuelta.

Camino en dirección a las escaleras.

Freno el paso. Quiero mostrarle nuestra calificación. Comienzo a avanzar para recorrer la C y llegar a mi destino.

Esa profesora tenía un presentimiento, yo no entregaría el trabajo o lo presentaría incompleto. Pude notar una ligera molestia en verlo terminado y perfecto.

El otoño retorcido 1 🍁[✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora