No comprendo que me sucede

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Viernes 30 octubre.




*Darek Verona.


Escucho unos murmullos ligeros antes de abrir mi puerta.

Asomo la cabeza. Aria camina con un guardia; es el mismo de hace unas semanas, quien la acompañó hasta su edificio aquel día. Lo recuerdo perfecto.

Está oscuro, ¿qué hacen juntos a estás horas?

Los veo reír y dirigirse al dormitorio de mujeres. Me muevo teniendo un mejor ángulo. La fiesta es planeada por ella y la directora Soto, ¿por qué está con él? ¿Y de noche?

Continúan conversando, van subiendo las escaleras. Quizá busca información relevante.



Mis dientes rechinan viéndolos entrar a la alcoba de Aria.

¿Qué jodidos hacen? ¡Imbécil!

Avanzo un paso dispuesto a destrozarle el rostro. Freno. Inhalo y exhalo. Hay una explicación, Aria no es infiel, seria incapaz de ser infiel. Respiro otra vez.

Confío en Aria, confío en Aria.

Jamás he sentido celos, es mi primera vez. ¿Qué hago ahora? ¿Cómo puedo lidiar con esta ira ardiente?

Miro la habitación de Azael. 5'25.

Me encamino en esa dirección. Golpeo con mis nudillos la madera. No aparece, estoy volviéndome loco. Azael, necesito tu ayuda. No quiero sentir celos.

Abre.

Tiene los ojos adormilados.

—Hablamos mañana —giro. Detiene mi huida sosteniéndome de la playera.

—No, dime. Entra.

Nos sentamos en el colchón. Estamos en silencio, dentro de mí, luchó con las emociones hirvientes, queman el interior.

—Darek. Habla.

No comprendo que me sucede —menciono en voz baja —. ¿Son normales los celos?

—Aria —acierta —. En mi opinión no, son un reflejo de inseguridades de quien los siente. No hay manual explícito de ¿cómo tener una relación perfecta? Sé tú mismo. Escucha, tengan comunicación. No peleen por tonterías. La violencia física y psicológica esta prohibida. Al ir conociendo a tu pareja, descubres tus fallas y fortalezas. La comunicación, respeto, lealtad, amor y confianza son grandes pilares —guarda silencio observando —. ¿Qué te causó celos?

—Aria ha estado conviviendo con muchas personas. Me siento excluido, no encajo en su vida.

Antes de tener esta familia, éramos Azael y yo. Nunca me sentí como el resto. Mis intereses eran distintos, no fiestas, bebidas alcohólicas, placeres carnales, leer libros, ir al cine, tener amistades o consumir drogas. Ninguna actividad conseguía capturar mi interés. Sí, tuve unos pocos encuentros sexuales; nada surtía un efecto positivo. 

Siempre he sido solitario. Aun teniendo a Azael, iba a cuenta propia con frecuencia. La extraña familia terminó de consolidarse gracias a ella y sin Aria, regresó al inicio.  Un alma medio vacía deambulando por el mundo. 

Recarga mi cabeza sobre su hombro, nos une en un medio abrazo.

—Darek. Hace su parte del plan, mañana ella estará contigo. Vendrá a Australia con nosotros.

Mis labios se curvan hacia la esquina.

—Es cierto. A veces lo olvidó, parece un sueño. 

Aria estará viviendo bajo el mismo techo. Los siete estaremos juntos, siendo libres.

—Quita las preocupaciones absurdas. Nuestra prioridad, de los siete, es un plan ejecutado a la perfección.

—Sí. Mañana después de tantos años, estaremos libres.

Revuelve mi cabello.

Retorno a la niñez cuando hace ese gesto. Desde mis recuerdos más antiguos, Azael alborota mi cabellera como una manera de brindar ánimo.

—¿Quieres agregar algo, enano?

—Eres un pedazo de idiota.

Expulsa varias carcajadas ruidosas. Su brazo trepa hasta mi cuello, rodeándolo cariñoso. Hace rotar mi cuerpo completando el abrazo.

—Te querré eternamente, Darek —murmura intensificando el estrechamiento.

—Yo también.

—¡Eres cero romántico, idiota! —bufa "dolido" —. ¿Imagino a esa pobre Aria tan enamorada diciendo te quiero y tú, yo también?

Le propino un codazo en las costillas.

—Ella lo sabe, la quiero.

El otoño retorcido 1 🍁[✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora