¿A eso le llamas fiesta?

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Viernes 9 octubre. 


*Aria Sánchez.


Desde el miércoles en el 1er receso nos avisaron de una fiesta para socializar.

Mi esperanza era pequeña, pero existía... Cambié de parecer.

Ojalá no hubiera venido. Hay música a un volumen demasiado bajo, agua de sabor y botana. La cancha de basquetbol está adornada con globos en tonalidades otoñales.

Estoy sentada, Ivy parlotea sobre sus noches calientes junto a Azael.

Esto es muy aburrido, prefiero ir a dormir. Esperaba ver a los chicos, desde el primer día no hemos vuelto a hablar.

Ellos deben estar en el bosque o durmiendo. Miro a la chica.

— ¿Te molesta si me voy? —digo interrumpiendo —. Estoy agonizando de aburrimiento.

—También quiero irme. Pasaré a la habitación de Verona —hace una coqueta y pervertida sonrisa.

— ¿Qué? ¿Otra ronda? —me echo a reír —. Te acompaño, quiero hablar con Darek.

Nos levantamos al mismo tiempo, fingimos hablar de nuestras tareas pendientes mientras pasamos junto a los maestros. Nos quedamos de "ver en la biblioteca a estudiar juntas".

— ¿Hablar? —murmura saliendo del lugar. Entrecierra los ojos —. ¿Están acostándose? —la veo con mala cara. Arqueo mi ceja —. Es muy guapo, tiene cuerpazo. Deberías lanzarte.

—Tal vez... Es atractivo, una tentación —varonil, sus cicatrices le dan un aspecto sexy y tiene una novia rubia. Yo no interfiero en las relaciones, gracias.

—Si quieres condones, avísame —guiña el ojo. ¡Ella es impredecible! En torno al sexo, tiene de todo. 

— ¿Cómo los consigues?

—Cuando hay excursiones, me desaparezco y compró. Tengo una caja grande.

Observo su rostro unos instantes al caminar. 

Ivy tiene un cuerpo bonito. Además de una seguridad gigante, debes tenerla al poseer un estilo de vida tan complejo como el suyo. Desnudarse ante tantos hombres no debe ser tarea fácil, se requiere valor y perfecta autoestima. 

— ¿Sabes cuál es mi secreto para ser tan buena? —nos movemos en dirección al edificio de hombres.

—¿Qué sabes mucho?

—Es una razón, pero soy constante ejercitando la zona. Se mantiene rígida... A los chicos les encanta sentir esa presión entrando, les da un placer alocado.

Arrugo las cejas.

— ¿No se supone que las paredes no se expanden a menos que tengas un bebé? Y en muchos casos ni con eso.

—Ejercitándote, se endurecen las paredes pélvicas mucho más. Los beneficios son bastante satisfactorios —explica como toda una experta.

—Quiero una clase —algún día podría servir esa información. Uno nunca sabe.

Ella se echa a reír.




Comenzamos a subir las escaleras.

—Mañana vamos a nadar un rato —propongo animada. Es urgente vivir un cambio de rutina, hago lo mismo desde mi llegada. Clases, tareas y biblioteca.

El otoño retorcido 1 🍁[✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora