Te mereces una recompensa

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Sábado 17 octubre.


Los tiranos arrogantes y perversos caerán. Triunfé hace tiempo, volveré a pelear, en esta ocasión... Traigo refuerzos. 


Vince Henderson.



Estuve unos minutos llamando al Sr. Sánchez, le conté sobre el internado y mis buenos méritos. Dije unas cuantas mentiras como: —Tranquilo, papá. Soy una buena niña y estudiante, no he tenido castigos. Estoy siendo obediente. 

Finalicé la llamada porque una nota fue deslizada bajo mi puerta.

"Ve al punto de reunión si tienes ánimos de celebrar. Golpea 3 veces rápido. -VH".



Ojalá el idiota de Hal tenga una mejor actitud o esta vez si habrá sangre y destrucción.

La bodega no tiene cámaras o vigilancia todos lo consideran un sitio sin peligro. Para nosotros oficialmente es nuestra cueva de fiestas.

Bajo veloz los escalones. Golpeo la puerta 3 veces de forma rápida.

Abren. Expulso aire de mi nariz molesta. Entro dándole un empujón con el hombro.

—¿Cuál es mi parte? —interrogo a los cinco hombres presentes haciendo diferentes tareas.

Desde el martes no he hablado con ninguno. Ni siquiera los he mirado. Veo sorpresa en sus rostros al verme, ninguno esperaba mi aparición.

—Ayúdale a Vince distribuyendo las cervezas en baldes con hielo —dice Azael.

Me encamino hacia el chico de barba y ojos azulados. Cargamos varios six de cerveza. Los comenzamos a repartir en las mesas alrededor.

Ninguno de los dos comenta nada mientras continuamos en nuestra labor. Es palpable la evidente tensión rodeando el ambiente, se percibe desde mi aparición.

¿Él les reveló su secreto? Si lo ocultó tanto tiempo, es poco probable.




Nos detenemos en la última. Ponemos suficiente hielo en cada cubeta, nadie quiere beber cervezas calientes. ¡Guácala!

—No esperaba verte —comenta rompiendo el largo silencio.

—El estúpido de Hal no va a intervenir en mis planes de diversión.

Ríe entre dientes.

—Así se habla.

—Me gusta tu ropa —revelo admirando su camisa bien planchada color blanco y sus jeans verde militar —. Quien pensaría que un hombre tan serio y refinado terminaría en un internado de jóvenes problemáticos.

Vince tiene ese aire empresarial, alguien a quien ves siempre de traje. Trabajo estable, cuenta bancaria grande, familia perfecta y una mansión como casa. Así lo imaginas.

—Lo escucho a menudo... ¿Quieres saber cómo entré? —borra la sonrisa al decir las últimas palabras. No tengo buenos presentimientos sobre su pasado.

—Si tu quieres. No quiero ocasionar conflictos.

—Tranquila. Yo no voy a lastimarte —sonríe amable. Aclara su garganta preparándose a relatar una historia macabra —. Vengo de un orfanato. Mi madre decidió abandonarme a los 5... Crecí en ese lugar. Conforme crecía, vi que no eran buenos. Había sucesos extraños. Cierto día lo noté, los niños mal portados eran ofrecidos al redentor, así le llamaban —enfoco toda mi atención en él —. Yo intentaba averiguar ¿Qué o quién era el redentor? Los niños nunca volvían a ser "malos", eran diferentes, perdidos, vacíos. Como si les hubieran arrancado una parte del alma. Elaboré un plan —recarga su trasero en el filo de la mesa —. Guardé un cuchillo y me dirigí a realizar mi travesura; ir a los dormitorios de las niñas sin autorización. Estaban rabiando de coraje. Me dejaron en una habitación con una luz ligera de color amarillo, había una cama y sillas con grilletes. Estuve esperando algunos minutos, la puerta se abrió. Apareció un hombre. Entendí todo, era tan claro. Acuchillé su cuerpo. Ellos al ver mis acciones, me enviaron a una institución de gobierno, donde fui trasladado aquí. Son quienes pagan mi mensualidad.

El otoño retorcido 1 🍁[✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora