¡Aria, suéltame!

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Domingo 25 octubre.



*Darek Verona.


Ayer finalizando la reunión fui a su habitación, quería anunciar las buenas noticias, aceptaron el plan. No estaba. Preferí darle espacio. Hoy, no la vi en ninguna parte. ¿Qué le está sucediendo? ¿Nos evade?

Escucho su risa retumbar en dirección al salón. Me apresuro a caminar hacia allá.

¿Qué haces en la noche con un hombre, Aria? No deberías confiar en nadie más, hay personas mal intencionadas aquí. Los guardias hacen atrocidades en las penumbras, no estamos a salvo. Cuidarnos las espaldas el uno al otro es inteligencia y supervivencia.

—Si, debemos apresurarnos para terminar el trabajo —dice ella.

—¿Por qué? La estamos pasando bien —comenta una voz masculina.

—Debemos terminar.

Entro al aula, descanso mi hombro en la puerta abierta.

Ella está sentada frente al escritorio. Un hombre del otro lado. Él mira a Aria mientras se concentra en escribir. La observa mucho, admirando su hermosura.

—Oye, Aria —susurra. Aria levanta su mirada. Las intenciones de él son notorias... ¡NO!

Avanzo presionando los puños, de una acción lo incorporo, sujeto el cuello de su camisa, miro sus ojos lanzando una advertencia contundente. ¡Tócala y te haré pagar!

—¡Aléjate de ella! —voceo furioso. Estrello mi puño en su cara.

Escucho a Aria gritar mi nombre, impacto otro golpe.

Él no consigue defenderse, lanza manotazos sin parar y ninguno consigue caer en su objetivo. Hago una risa ácida viendo sus descoordinados movimientos. Le propino uno fuerte en la nuca. Termina noqueado en el suelo, respiro acelerado. ¡Desgraciado imbécil!

Volteo a verla.

—¡Iba a besarte! 

—Darek. Estábamos haciendo un trabajo de filosofía. No ocurrió nada —responde empujando mi cuerpo, se inclina revisando los signos vitales del hombre.

—De no haber aparecido, lo hubieras besado —expreso dolido.

Rota súbitamente su cabeza.

—¡Estás loco! ¡Estoy contigo! —chilla molesta.

—Mis pensamientos están confusos, desde el miércoles apenas te veo. ¿Qué ocurre? —Aria permanece en silencio contemplando hacia el exterior, está escuchando algo. De un salto rápido logra incorporarse. Cuelga su mano de mi brazo. ¿Qué?

—¿Qué sucede? —vocea un profesor desde la entrada, sus ojos casi abandonan su sitio al ver nuestra escena del crimen. El líquido rojo vibrante reluce en aquella piel pálida. ¿Soy responsable de tal daño?

Aria muestra un rostro angustiado. Recarga la cabeza en mi hombro.

—Él intentó tocarme —solloza aterrada. Hundo las cejas —. Estábamos trabajando en un proyecto —limpia las lágrimas rodando por sus mejillas —, comencé a gritar. Darek entró y le dio unos golpes para detenerlo.

—Es una situación delicada —contesta él —. Les avisaré a los directores Soto, mientras traigan a los doctores.

Corre hacia afuera.

¿Qué hace un profesor en el internado a esta hora? Ellos dejan la institución a las 4:00pm y los Srs. Soto una hora después. Ah, si, lo olvide. Tenían reunión.

El otoño retorcido 1 🍁[✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora